Ludwig II King of Bavaria Myth and Truth. Wolfang Till. 2010. Translated by Justin Morris (Editorial Christian BrandstÁ¤tter Verlag).
«Richard Wagner and buildings were the two major preocupations in Ludwg’s life, and not in that order. Everythng else, by contrast, whether it be political life, the people or family was of secondary importance. Since seeing the opera «Lohengrin» in 1861, his first ever visit to the opera, he has been wholly enamoured of its composer».
Página 13.
«Richard Wagner y las edificaciones fueron las dos mayores obsesiones en la vida de Ludwig, y no en ese orden. Todo lo demás, en cambio, ya fuera la vida política, la gente o la familia, era de importancia secundaria. Desde que viera la ópera «Lohengrin» en 1861, su primera visita a la ópera, había estado completamente enamorado de su compositor».
«He required no ancestors as points of reference, no portrait gallery, no antiques all of which attributes were suggestive of tradition and long-standing convention: he required no demonstration of his kingdom. The idea of building national dynasties was foreign to him».
Página 23.
«(Ludwig) No necesitaba antepasados como puntos de referencia, ni galerías de retratos, ni antigÁ¼edades en las que la totalidad de sus atributos fueran ser insinuantes de tradición y convenciones de larga duración: él no necesitaba pruebas de su reino. La idea de construir dinastías nacionales le era extraña».
[Traducciones el autor de la reseña].Con motivo del 125 aniversario de la misteriosa muerte de Luis II de Baviera renace la figura del singular rey y lo hace con una gran exposición que tendrá lugar en el sur de Alemania, concretamente en el palacio de Herrenchiemsee, a partir de mayo y con una serie de biografías y libros relativos a los palacios que mandó construir el monarca.
Entre ellos este Rey de Baviera Mito y Realidad (o Mito y Verdad), que reseño hoy ante la pobreza bibliográfica que he encontrado en castellano. No olvido la versión novelada de Luis Antonio de Villena, de gran encanto, a tal punto que considero que no tiene nada que envidiar a El burdel de Lord Byron, que obtuvo el premio Azorín. Pero en lo estrictamente bibliográfico no hay ninguna riqueza contemporánea en nuestra lengua que yo haya encontrado. De hecho el libro del que me ocupo hoy apenas lo constituyen ciento doce páginas y por su título y la abundancia de fotografías temí que se tratase de un libro «de divulgación», hecho a la medida del gran público (turista), sin gran profundidad de miras. Sin embargo, la existencia tan sólo de otras dos biografías en inglés me empujaron a adquirirlo y su calidad me ha llevado posteriormente a reseñarlo.
La obra está escrita con rigor, con datos más que con teorías, con seria documentación, incluso con documentación recientemente descubierta. El material gráfico, por otra parte, es de gran utilidad para entender al personaje, sus contemporáneos y su mundo, incluyendo postales de la época del monarca cuyas reproducciones resultan difícil encontrar hoy incluso en Munich y alrededores. Incluso las notas a pie de página resultan muy cuidadas. Sorprendido por la pulcritud del estilo y la amplitud de criterio de la obra decidí leer sobre el autor y descubrí que Wolfgang Till es un reputado folklorista, y que fue director del Museo de la Ciudad de Munich durante 22 años, hasta 2009, cuando, supongo, se jubiló pues cuenta actualmente con sesenta y seis o sesenta y siete años. Ese recorrido vital se deja notar en el poso de sus palabras y en la tranquilidad de sus afirmaciones, y el hecho de haber organizado exposiciones sobre Munich y sobre la familia real explican la profundidad de sus conocimientos.
La biografía, por supuesto, contiene los hechos relevantes de la vida de Ludwig (o Luis II, a elegir): su ascenso al trono en la recién alcanzada mayoría de edad; su pasión por la música de Wagner; su íntima amistad con la emperatriz Sissi; los tres castillos que construyó; su carácter misántropo; o su compromiso, nunca materializado en boda. Pero también aporta datos novedosos como el retoque de las fotografías que se le tomaron con el actor Josef Kainz, durante su viaje a Suiza. Al joven actor no sólo se le permitió posar sentado mientras el rey permanecía de pie, sino que, en la fotografía en la que quien está sentado es el monarca, Josef tiene su mano izquierda posada sobre el hombro de Ludwig. Algo que la familia real mandó enmendar, de forma que en la foto que circuló durante muchos años, el actor tiene el brazo estirado y detrás del hombro del monarca sobresale un remate de una silla.
Se contienen, también algunos fragmentos de Literatura sobre el monarca, como versos escritos en 1901 por Elisa von Kupffer:
«The King healed the wounds / in silent friendship and desire; / he had found love / in loyal manly breast. / Then came the threats from pious gentlemen. / He felt aggrieved and vilified/, his image deformed before the people, / for these, such dreadful crimes».
(«El Rey curó las heridas / en la amistad silenciosa y el deseo; / había encontrado el amor / en el leal pecho viril. Entonces llegaron las amenazas de los caballeros santurrones /. Se sintió ofendido y vilipendiado, / su imagen deformada frente a la gente, / por aquellos horribles crímenes»).
Sobre su presunta locura, que permitió apartarle del trono en sus últimos días, también se ha añadido información de interés como que no hubo un análisis en persona por parte de ningún médico y que se basó, entre otras cosas, en su imaginación excesiva puesto que creía en la posibilidad del hombre de volar a través de las nuevas tecnologías -algo que subvencionó con pasión.
La fuerza cautivadora del personaje, muy querido en Bavaria por cierto, es tal que aún hoy, ciento veinticinco años después de su muerte (los cumplirá en breve) hay una asociación que investiga y exige que se clarifiquen las circunstancias de su muerte sobre la que se han desarrollado las más diversas teorías que, como bien esta biografía explica, pueden reducirse a tres guiones básicos aunque con variaciones. (Para los curiosos que entiendan alemán pueden ver la página de la asociación en www.guglmann.de).
La obra, precisa e intensa, hace honor al misterioso y poderoso personaje enamorado de la belleza. Rey Virgen, Rey Títere en manos de la nueva unificación alemana, Rey Soñador, Rey Constructor, una figura cautivante y poética, con un final trágico y sórdido (por los que lo orquestaron y cómo lo hicieron) sobre la que aún quedan palabras por decir.