Rey de Navarra por un día gracias a un haba
¿Sabía que todos los años en Navarra un niño o niña de entre 10 y 12 años es coronado rey o reina por un día?
Se trata del Rey de la Faba, una tradición medieval instaurada por la corte de los Teobaldos en pleno siglo XIII. El día de la Epifanía, el monarca invitaba a los niños más necesitados a comer un rosco y aquél que encontraba un haba en su porción era proclamado soberano por un día. La tradición fue recuperada por la sociedad pamplonesa Muthiko Alaiak, que desde 1964 organiza esta fiesta de manera itinerante por toda la Comunidad. Este año la celebración de tan singular y original costumbre tendrá lugar el 11 de enero en Marcilla.
Con toda la pompa y boato de las coronaciones reales, Sergio Ayerra, un estudiante de 12 años de Marcilla será proclamado el próximo sábado, 11 de enero, Rey de la Faba. La ceremonia se celebrará a las siete de la tarde en la parroquia de San Bartolomé. El soberano llegará acompañado de doña Blanca de Navarra y del Príncipe de Viana y, siguiendo el rito de coronación del Reino de Navarra, será él mismo quien se colocará la corona en la cabeza tras el obligatorio juramento de guardar y defender los Fueros y libertades de su pueblo. El acto concluirá con el alzamiento del rey sobre el pavés y el aurresku de honor.
A pesar de que el acto central tendrá lugar por la tarde, la fiesta se vivirá en las calles de Marcilla desde las doce de la mañana, hora en la que se iniciará el pregón en el puente del castillo de Marcilla, una fortificación del siglo XV declarada Bien de Interés Cultural que, según la tradición, custodió la espada Tizona del Cid Campeador. La música y las danzas medievales se colarán por todas las plazas y rúas de la localidad para anunciar el esperado acontecimiento.
La elección del niño rey o de la niña reina tiene lugar unas semanas antes de la fiesta. En el caso de Marcilla, los participantes del sorteo, doce estudiantes de primero de ESO del instituto Marqués de Villena, se reunieron en el castillo de Marcilla el pasado 30 de noviembre para elegir su porción del rosco. Al poco de empezar a comer, Sergio Ayerra ya había encontrado el haba, una pequeña figura oculta bajo su ración. Además de participar en la ceremonia de entronización, recibió varios regalos y un pañuelo de la peña Muthiko Alaiak.
La organización de este evento corre a cargo de la peña pamplonesa Muthiko Alaiak. Su fundador, Ignacio Baleztena, recuperó esta tradición en 1920 y en 1964, la peña decidió otorgarle un carácter itinerante en diferentes localidades navarras.
Un paseo por las costumbres reales
Si el Rey de la Faba ha despertado su curiosidad sobre las costumbres reales de Navarra, no se pierda la Ruta de los Castillos y las Fortalezas de Navarra, un recorrido histórico y cultural que descubre y muestra la historia del Viejo Reyno de Navarra a través de 19 lugares estratégicos.
En la zona de la Ribera, en un radio relativamente cercano, se encuentran el recinto amurallado de Rada y los restos del castillo de Santacara. Además no podemos olvidar la torre Monreal de Tudela, el Castillo de Cortes y el Castillo de Marcilla con el foso y puente de acceso que se salvaron de la demolición ordenada por el cardenal Cisneros.
La ruta de las fortificaciones realiza hasta nueve paradas en la Zona Media de Navarra, algunas muy cerca de Marcilla. El visitante puede comenzar por la torre fortificada de Olcoz, y seguir por el castillo – palacio de Olite o el recinto fortificado del Cerco de Artajona. A escasos kilómetros se encuentra Ujué, cuya iglesia-fortaleza existía ya en el siglo X. En SangÁ¼esa se puede ver el Palacio de los Reyes de Navarra, y en Javier se puede visitar el castillo en el que nació el patrono de Navarra, una fortaleza cuyo origen se remonta al siglo X y que fue erigida sobre roca viva. En Estella-Lizarra destacan las Iglesias-fortaleza de San Pedro de la Rúa, Santa María Jus del Castillo y el Castillo de Zalatambor, sin dejar de visitar, en las proximidades de la ciudad, el Castillo de Monjardín o el conjunto monumental de Viana.
En la zona de los Pirineos destacan la casa-torre de Donamaria, el Castillo de Amaiur/Maya, o el restaurado Palacio Jauregia de Irurita. En la cuenca de Pamplona, Tiebas conserva parte del castillo que fue residencia real, archivo de la cancillería y prisión, y en Pamplona es imprescindible visitar su recinto amurallado y el Centro de Interpretación de las Fortificaciones, situado en el Fortín de San Bartolomé.