P.- ¿Tiene razón de ser la literatura de terror en un mundo racional en el que se puede conocer el origen de casi todo?
R.- Imagino que cuanto más racional es el mundo, más necesario es evadirse a través de cosas que no podemos controlar, como el miedo. El miedo es algo que no puede controlarse y que no depende de que se pueda explicar el origen de lo que nos asusta. De hecho cuando se abre el ascensor y vemos algo dentro que se mueve, el cuerpo se pone alerta antes de reconocer a tu vecino. El miedo es necesario y nos mantiene a salvo en el mundo, que algo nos asuste nos puede salvar la vida. A un nivel menos «fundamental», la literatura y el cine de terror nos mantienen conectados con la imaginación del peligro, con el misterio, con lo que nos puede llegar a superar. Y creo que cuanto más explicamos las cosas, más necesario es tener dentro ese aviso, esa alerta.
P.- ¿De qué trata tu relato Algo pequeñito del libro Los mejores terrores en relatos?
R.- Algo pequeñito habla precisamente de lo que no podemos controlar. El ser humano se creo invencible ante otros seres vivos, es como «el rey de la creación», pero qué pasaría si la naturaleza diseñase un ser específico para terminar con el ser humano, algo pequeñito, invisible a la vista, imposible de erradicar y sin piedad alguna. Yo creo que la naturaleza se defiende y me aterra la posibilidad de que lo haga. Este relato refleja de alguna manera ese miedo mío
P.- ¿Qué autores clásicos de terror o de literatura de género pueden haber influido más en tu forma de entender la literatura?
R.- Mary Shelley desde luego, creo que hay un antes y un después en mi vida marcado porque me mandaran traducir «Frankenstein» del inglés en el instituto. Mi descubrimiento de «Drácula» de Stoker fue también bastante impactante (sobre todo porque me pareció una novela tan moderna que no podía creer el año de escritura) y tengo que admitir que soy de la teoría de Lovecraft. Explico esto: sus relatos nunca me terminan de convencer, pero hay algo muy bueno en ellos que es que el mal apenas aparece descrito. Opino que lo que realmente da miedo es aquello que no podemos ver, definir o controlar, porque no podemos encontrar sus puntos débiles ni combatirlo. Esa idea me parece maravillosa.
P.-¿Cómo logras mantener en tus novelas el equilibrio entre realismo y fantasía?
R.- Supongo que es algo que sale solo. Cuando las cosas te interesan tiendes a mezclarlas. En mi caso, me interesa tanto el género como el realismo. Me parece que los personajes tienen que ser seres humanos como tú y como yo para que el lector conecte bien con ellos, para que se emocione cuando se emocionan, los ame o los deteste. Pero utilizar un elemento fantástico para contar algo muy realista, me gusta. En el fondo cada vida es maravillosa y fantástica si sabes cómo mirarla. Creo que es algo que siempre he querido transmitir.
P.- ¿Cómo surgió la idea de tu novela Dicen que estas muerta?
R.- Tiene muchos nacimientos. El primero es la canción ¿Dónde estás? de Jaime Urrutia. La primera estrofa de esa canción deja entrever una historia que yo quería contar. Después llegó la muerte de Antonio Vega, que forma parte fundamental de la historia, y muchas historias, personajes, que llevaban guardados años en un cajón esperando, eran fundamentales para lo que quería contar en esta. Así, poco a poco, creé lo que más tarde sería este libro. Después comprendí que todo había empezado mucho antes, cuando años atrás descubrí que conocía a un asesino y que la maldad no se reflejaba en su rostro. Aquel chico al que había dado de cenar en el bar de mi familia, había matado a una muchacha, y era un hombre como cualquier otro. Eso me hizo pensar que quizá en cada uno de nosotros hay una bestia y un héroe, y que las circunstancias y nuestra capacidad de elección nos llevan a aproximarnos más a una cosa u otra.
P.- Ganaste el Premio Ateneo Ciudad de Valladolid por Los alemanes se vuelan la cabeza por amor. ¿De qué trata?
R.- Es un cruce de personajes, desde distintos lugares Madrid, Tokio, Londres, Colonia, se encuentran en una ciudad misteriosa, en una plaza en concreto, un lugar sin tiempo, pero con espacio, en el que se crean y se resuelven todos los conflictos del mundo. Empezó en mi cabeza hace seis años y gracias a internet y las redes sociales se haya podido establecer un paralelismo. Quizá Internet es la Ciudad compuesta de todo lo que hay en el mundo. Y Facebook o Twitter sean como la plaza pública, el ágora, donde la gente se reúne y se crean las revoluciones modernas, como el 15M.
María Zaragoza (Madrid, 1982)
Ganadora de Premio como el Ateneo Ciudad de Valladolid, el Ateneo Joven de Sevilla, o El Buscón, fue becada por la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores en su tercera promoción. Ha publicado: Ensayos sobre un personaje incompleto, libro de relatos (TAU 2000) Realidades de humo,colección de novelas cortas (Belacqva, la otra orilla, 2007) Tiempos gemelos,novela (Belacqva, la otra orilla, 2008) Cuna de cuervos, novela gráfica junto al dibujante Didac Pla (Parramón, 2009) y Dicen que estás muerta, novela ganadora del XV Ateneo joven de Sevilla (Algaida, 2010).
Ha participado en las antologías Microantología del microrrelato II yAsesinatos profilácticos, de Ediciones Irreverentes y en Nueva York y Los mejores terrores en relatos, de M.A.R. Editor.