Hace unos años tuve oportunidad de conversar personalmente con Levrero, éste me decía sus pasiones al escribir son: la no mucha extensión, el ensayo, el relato y las memorias. Fue un gran guionista de comics, fotógrafo y librero. Nació en la misma ciudad que Onetti en 1940.
El estilo literario de Levrero cae dentro de lo que una crítica de Angel Rama denomina el grupo de “los raros”, una corriente típicamente uruguaya de autores que no pueden encasillarse dentro de ninguna corriente reconocible, aunque tienden a una especie de surrealismo leve. Felisberto Hernández, Armonía Sommers, José Pedro Díaz y el propio Levrero son los nombres principales de ésta corriente, aunque éste último era bastante menor que el resto, y los sobrevivió a todos. Dentro de la tradición uruguaya, Levrero es más asimilable a Felisberto Hernández que al resto de los “raros”. De buscar referentes extranjeros a la literatura levreriana, salvo un cierto aire kafkiano que impregna la primera parte de su obra, sólo podría encontrársele parecidos con la obra de algunos de los surrealistas más atípicos, en particular Leonora Carrington. Los autores del grupo de los “raros” tienen como característica no generar una corriente literaria de seguidores de su estilo, y cada uno es una singularidad dentro de su género. En el caso de Levrero hay un amplio espectro de escritores más o menos jóvenes que se declaran deudores del estilo del maestro, pero en general se trata de alumnos de sus talleres. Incluso dentro de los “raros” Levrero es singular en su formación y estilo. Hombre de literatura popular (fue un ávido lector de la novela negra. Además, en su obra hay una fuerte vocación introspectiva que, viéndola en conjunto, da la idea de cierto tipo de escalada desde lo más narrativo hacia lo más cotidiano.