Desde finales de los años 50 se inició una connivencia polÃtico- empresarial, de ávidos de riqueza y poder. Destrozaron la mayor parte de las costas españolas con monstruosos edificios que en algunos casos invadÃan buena parte de las playas, cercando las orillas del mar y la zona costera. Algo que en la actualidad se sigue produciendo.
Los Ayuntamientos recibÃan un continuo flujo de dinero en concepto de permisos de obras y posteriormente como IBI.
Los polÃticos, el que más y el que menos (los deshonestos), recibÃan sobres anónimos que les permitÃan adquirir chalet y coche de alta gama.
Los constructores tuvieron su época dorada, construyendo con diez sacos de arena y uno de cemento ganaban millonadas gracias a los turistas, pensionistas del norte Europa que deseaban vivir bajo el sol de España, y que terminaron teniendo que pagarse un seguro al comprar su chalet adosado por miedo a que se les desmoronara con las primeras lluvias.
Consciente del problema, el Gobierno de Felipe González intento frenar algo que sabÃa no podrÃa durar mucho tiempo.  Y encontró reacciones contrarias dentro de su propio Partido. Los Partidos PolÃticos se plagaron de vividores con discursos engañosos  que arroyaban a los auténticos idealistas que terminaron cediéndoles el control.
Al llegar al Poder Aznar, volvió la barra libre y la especulación atroz que nos han traÃdo hasta la crisis actual, con Bancos y Cajas de Ahorros plagadas de productos tóxicos, que no son otra cosa, que el haber comprado terrenos agrÃcolas a 1 Euro metro2 y después de su recalificación darle un valor de 1.000 euros. En la actualidad, al caer las ventas de viviendas, afloran esos mismos resultados, llamándolos productos tóxicos.
HabÃa trabajo, alegrÃa para gastar y quienes realizaban las fechorÃas ganaban las elecciones a pesar de que todos éramos conscientes de lo que estaba sucediendo.
España es posiblemente uno de los paÃses con mayor atractivo turÃstico. Poseemos monumentos desde el neolÃtico, románico, la más bella cultura árabe… TenÃamos playas que no envidiaban ni tan siquiera a las caribeñas. Islas maravillosas y un clima deseado por todos los jubilados norte-europeos. Profesionales de la cocina entre los mejores del mundo, capaces de hacer enormes sacrificios por mantener su calidad-precio. Y todo esto a pesar de que las escuelas de formación profesional no han sido ni tan siquiera consideradas por los diferentes Gobiernos…
Hemos perdido la credibilidad ante el resto del mundo por chapuceros ¿Cómo se puede tener credibilidad, cuando el mismÃsimo representante de la Justicia española se permite justificar sus gastos personales con dudosas facturas, para que se las pague el erario público?
Y los legisladores polÃticos no hacen nada para aprobar leyes que corten de raÃz semejantes prácticas, y para el Gobierno nunca es el momento de investigar. Desde que se abre una investigación, hasta la hora del Juicio, se pierde tanto tiempo que los acusados son puestos en libertad por haber prescrito la causa.
En Islandia, metieron en la cárcel a los banqueros y polÃticos a los pocos meses, y en estos momentos tienen un crecimiento del 3,5.
Asà es como se gana la credibilidad, actuando.