XVIII Premio Universidad de Sevilla
“De todo lo que tiene la vida y pensamiento, nosotras las mujeres, somos el ser más desgraciado. Empezamos por tener que comprar un esposo con dispendio de riquezas y tomar un amo de nuestro cuerpo, y éste es el peor de los males”
Eurípides- Medea
Medea en los infiernos es el mito roto de una historia de desamor envuelta en soledad interna, monólogo, dolor y desencanto, hasta la tortura sicológica incrustada en una palpitante sensibilidad femenina. Ella, la protagonista de esta novela) es una persona de sencilla existencia en tiempos modernos encarnada en aquello que se puede encuadrar en lo habitual. Vida cotidiana aunque es criatura apasionada de la música, sueño y lucha con toda su pasión por ser algo en el pentagrama del concierto y la vida misma donde la pasión amorosa paralelamente consideró ser una necesidad sustancial. Mas el desencanto llamó a su puerta y se fue elevando hasta la desesperación y el, deambulando hasta los infiernos.
Diego Vaya joven poeta que desde sus inicios líricos ya se podía percibir en sus poemas una calidad que lo transportaba a distanciarse de su grupo generacional, me sorprende ahora en el mundo de la prosa con su novela Medea en los infiernos, su anterior novela «Inma la estrecha no quiere mi amor» no la conozco, que ha logrado el XVIII Premio Universidad de Sevilla. Y con moderación y tacto considero que esta obra puede ser, sin el abandono de la lírica, el principio y logro para alcanzar la categoría templada, sin aspavientos mediáticos que normalmente es fuego fatuo, promete ser un buen novelista. Lo muestra con limpieza y precisión en esta narración descriptiva bien construida con mesura elaborada, contando una historia conmovedora que a medida se va desarrollando posee al lector de un cierta inquietud por el enigma de ese tenso pulso que se mantiene en todo su monólogo en la más absoluta soledad, interna y externa, que se desenvuelve esta profesora de música que por imperativos internos propios de una separación conyugal, decide aislarse refugiándose en una urbanización solitaria en la playa e intentar desarrollar su angustiado monólogo de desesperación y desencanto, encontrar una respuesta a sus frustraciones sumergiéndose en el curso de los recuerdos.
Allí, en aquella soledad vive una aceleración palpitante como queriendo tomar entre sus bellas manos pulsadoras una novena sinfonía, armonía nostálgica y excitante la estremece a la vez que intenta escribir un artículo sobre Shostakovich para una revista. Mas nada puede calmar la desazón en la que esta inmersa. Esa separación sentimental y los hijos, engaños amorosos derrumbe de toda una ilusión a la que entregó su vida. Las circunstancias la van acorralando hacia un abismo marcando ella misma el camino hacia el precipicio. Fue desde niña toda una entrega a la música clásica, llegando asentirla e interpretarla con unos sentimientos que le llevaron soñar y poder convertirse en protagonista, realizarse en su verdadera vocación y necesidad creativa. Pero con la realidad de la vida misma la vivencia se fue desmoronándose en el paraje familiar, de tal manera que la leyenda de Medea fue tejiendo su destino, porque ella no posee los hechizos mágicos y poderosos de la mítica e impulsiva diosa.
Diego Vaya (Sevilla, 1980), ha publicado la novela «Las sombras del agua», «Un canto a ras de tierra» (Premio de Poesía Internacional La garúa), «Ášnica herencia» (Premio de la Universidad de Sevilla), y «El libro del viento» (Accésit del Premio de Poesía Adonais). Creo que con esta novela muestra solidez y estilo narrativo exigente, garantía en paralelo por dos caminos, la poesía y la narrativa, asumida exigencia creativa con una aparentemente sencillez de lo cotidiano, pero que una vez introducido en sus interiores se puede apreciar la segura posibilidad y logro de un futuro buen novelista. Advierte W.H. Auden que “Reseñar libros malos no es solo una pérdida de tiempo, sino también un peligro para el carácter” El autor de Medea en los infiernos no se debe dar por aludido con la cita de este final.