Cultura

Noche oscura ¡ahora!: el amor y la palabra

Escenarios, 41 

La mayoría de las creaciones artísticas que surgen del trabajo con la palabra escrita tienen un encaje definido en los registros de nuestro cerebro. Existen unas como casillas en las que se alojan los textos trágicos, cómicos, lúdicos, líricos, dramáticos o de cualquier otro signo.

Noche oscura ¡ahora!Aunque no de cualquiera, ciertamente: a la pieza teatral ‘Noche oscura ¡ahora!’, representada durante el pasado fin de semana en el Teatro de la Estación, no es fácil situarla en ninguna de las escalas habituales de nuestro análisis intelectual. Está en otra onda, funciona a otro ritmo, desborda los parámetros que nos sirven para determinar el espíritu de un texto dramático.

Estrenada en Valencia el pasado mes de octubre, ha pasado por Palma de Mallorca, Elche, Granollers y San Fernando antes de recalar en Zaragoza. Y le queda un largo recorrido a poco que el público sepa ahondar en los entresijos del arte.

La dramaturgia de Agustín Iglesias y José Manuel Martín Portales, dirigida por el primero, que bebe de los versos de ‘La noche oscura’, de san Juan de la Cruz, y los funde con la poseía contemporánea, consigue una experiencia poética singular, un espectáculo onírico extremado donde lo sensitivo y lo emocional se alzan frente a la razón. Pertenece a un género antiguo que tiene absoluta modernidad porque pervive en el trasfondo del espíritu humano. Podemos llamarlo de diversas maneras, aunque ninguna describe con precisión su contenido. ‘Noche oscura ¡ahora!’ transita entre los halos imprecisos del misterio, la lírica intuitiva, la mística incorpórea, la evocación del verbo y la infinitud de la magia.

Esta cita a ciegas con la poesía íntima de san Juan de la Cruz, convocada por la compañía extremeña Teatro Guirigai, puede tener resultados sorprendentes; más de un espectador lo ha confesado. Las presencias, las ausencias, las palabras, los silencios, las quietudes y los gestos de Magda García Arenal y Mario Benítez trascienden el alcance de una interpretación ordinaria.

Según los productores, la obra traslada al escenario una estética delirante con la intención de compartir una experiencia poética que abrirá caminos de significación más propios de la conciencia que de la razón. No pretende ahondar en el sentido de lo poético, sino realizar un ensayo sobre la posibilidad abierta por el no-saber.

Entreme donde no supe

y quedeme no sabiendo,

toda ciencia trascendiendo,

son versos claves en el proceso. Los autores de esta versión actualizada del ‘Cántico espiritual’ sanjuanista se preguntan qué sucede en la intimidad del amor, qué está sucediendo para que dentro de él habiten la amada y el amado, la quiebra, el sentido, la explosión, el silencio, la ceguera, la luz, la noche y, sobre todo, la palabra.

La alta densidad de esta propuesta la sitúa, a mi entender, como una de las piezas de mayor enjundia entre las que hoy recorren los escenarios españoles.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.