Escenarios, 32
Hace casi 20 años que la eminente actriz argentina interpretó el papel de la diva griega en la obra ‘Master Class’, que el dramaturgo norteamericano Terrence McNally había estrenado en Nueva York en 1995. En su vuelta al escenario con el mismo papel, Norma Aleandro ha ganado edad indudablemente, pero también hondura interpretativa porque el espectáculo que propone tiene todos los ingredientes para hacerse memorable.
Perfectamente secundada por Lucía Silva, Carolina Gómez, Marcelo Gómez, Santiago Rosso y Hugo ArgÁ¼ello, desenvuelve su pasión lírica entreverada con su drama personal de una manera diáfana e impactante. El hecho de involucrar a los espectadores en la acción, haciéndoles partícipes de las pruebas de voz y expresividad a las que somete a los aspirantes a emularla, es un ingrediente que hechiza de forma progresiva a la sala, convirtiendo las plateas del teatro en un banco de pruebas para medir la capacidad de integración de los asistentes con las vicisitudes de los alumnos y con el drama que se está desarrollando en el escenario.
La obra de McNally tiene una fuerza interna difícil de definir, pero fácil de experimentar. Evidentemente es la protagonista quien canaliza dicha energía, desbordando el mero significado anecdótico y trascendiendo a honduras que desbordan incluso las situaciones dramáticas que se muestran en escena.
El Teatro Principal zaragozano ha sido el marco de esta maravilla durante el pasado fin de semana. Además del mérito de la veterana actriz, hay que resaltar la calidad interpretativa y vocal del resto del elenco; ni siquiera podemos exceptuar al personaje que hace de utilero, quien, sin duda, si el guión le hubiera hecho cantar podría haber recibido los mismos aplausos que sus colegas sopranos y tenores.