El desarrollo en la estandarización de saberes y su consecuente competencia profesional en las disciplinas artísticas, es una realidad tangible y presente en todas las comunidades del globo; pero aún así la forzosa cacería -de gran parte- de los nuevos artistas en pos de evidenciar sus capacidades creativas y técnicas, conlleva a situarnos en una delicada línea entre la búsqueda de nuevas estéticas y la depreciación del imperioso proceso labrado de creación.
“Es la superación del dualismo contrastante, de la bipolaridad de la existencia humana en una conexión armónica, que se puede llevar a su propio sentido de origen: el equilibrio. El arte es una creación humana para superar y reunir los polos de esta dualidad, para sentirlo y vivirlo en toda su riqueza contrastante, descubriendo la armonía que lo une.”-Declaraba Gilbert Kruft en un debate entre artistas y críticos de arte en Italia, durante el año pasado.
Quienes ansían ingresar rápidamente al mercado del arte, olvidando esta verdadera esencia necesaria de equilibrio, a la que Kruft hacía referencia, se sujetan de la simpleexpectativa del éxito para exponer y movilizar trabajos -aunque inmaduros- que conciben espacios de promoción en galerías, mayormente jóvenes, difundiendo esta búsqueda precoz. La naturaleza de este debate se dirige al hecho de queexiste actualmente un importante desfasaje, si sostenemos la postura de que el Arte respeta también su tiempo: ¿predominarán los populares intentos de éxitos dentro de un mercado que busca la originalidad en una sociedad policromada?, ¿O seremos capaces de identificar y comunicar un sentido artístico y certero para las estéticas de esta dificultosa época?
Una basta mirada a la realidad que nos compete permite identificar artistas realmente maduros (cualitativamente) que satisfacen no solo a la crítica sino también a su vocación, oponiéndose de esta manera a la popular presentación de trabajos, y consecuentemente de artistas, no ponderados.
Esta cuestión no suscita un cause a enjuiciar los numerosos estilos nacientes de nuestros tiempos, pero si a proteger el respeto por los procesos de crecimiento que al arte refieren. Un mérito que se diluye junto al uso conformista de la estandarización, la supratecnología y otros factores, es el tratamiento requerido por cada artista para su propio equilibrio, en sociedades carentes de tiempo donde todo resultado debe ser palpable. (Cuantitativamente)
“El artista es la única garantía de sí mismo” decía Beaudelaire, es garantía de su propio equilibrio, conciente o inconcientemente, pero es esta misma cadencia la que se pone en tela de juicio al orientarse a diferentes aspectos de la vida contemporánea:
Una “armonía” orientada a lahipercomunicación que busca la facilidad en los procesos, o una proporción entre la espiritualidad y la comprensión del mundo actual. Ambas ideas participes con diferentes resultados en nuestra época.
Así entonces el debate al que convocan estos párrafos refierea notar que el Arte, al igual que todas las expresiones humanas, es un tangible reflejo del sentimiento razonado de los individuos de nuestras sociedades.
¿Será entonces que el pensamiento humano de nuestra era esté dividido?, ¿será que la estandarización de saberes y su consecuente especialización disciplinaria es carente –por decirlo de alguna manera- de permitir a los artístias a visualizar el punto en que se unen el pensamiento, la sensibilidad y la técnica?