El Mundo llora,
España llora,
Algeciras llora.
Pero yo sonrío, porque el maestro viaja al lugar de la bulería eterna.
De la fusión exacerbada, hermana de lo primigenio.
Su sonido, que es su alma, eterna en la piel de los que para siempre en ella habitamos
se muestra inconmensurable.
Vestida de lunares.
Y sus pasos resuenan por las calles,
ecos inagotables.
El mundo llora,
España llora
Algeciras llora.
Pero en un lugar lejano y cercano, puro y desnudo,
están de fiesta.
Es la bienvenida de los que conformaron el verso
para el que lo vistió de armonía.
Juntos ahora, por fin y para siempre
Serán la inspiración que viaja libre
Atravesando los confines del espacio-tiempo.
El mundo llora,
España llora,
Algeciras llora.
Pero no existen tormentos,
solo el compás del recuerdo imborrable
que servirá de estandarte
Para los que escrutan la melancolía.
El mundo llora,
España llora,
Algeciras llora.
Ya todos lloramos.
Aunque de alegría.