Disonancias, 21
La dura condición femenina a lo largo de los tiempos se ha exacerbado en la actualidad. Ese es el mensaje de Laura Iglesia en su obra ‘Lentas pero seguras’ que ha ofrecido el Teatro del Mercado en Zaragoza el pasado fin de semana bajo su dirección. Una pieza chispeante con tres protagonistas de distinto perfil, pero instaladas en el síndrome de la actualidad que no solo afecta a las mujeres: el agobio, la prisa y la ansiedad.
Arantxa F. Ramos, Marigel Nicieza y Cristina Cillero dan vida a tres prototipos femeninos de los tiempos modernos: la soñadora, la conformista y la emprendedora. No comparten ocupaciones, pero sí preocupaciones, entre ellas hacer footing para mantenerse en forma. Eso les permite una relación frecuente que deriva en amistad. En cuanto la confianza se abre, se desatan las confidencias. Asistimos a un retrato de la actualidad desde el prisma femenino. Hay algunas referencias al elemento masculino, que ocupa un escalón secundario. Cada una de las protagonistas lo plantea como deseo, como ausencia o como rechazo. Los hombres quedan al margen de la problemática íntima de las mujeres. Es la primera tesis de la autora.
Para estas mujeres, los hombres son seres circunstanciales, anodinos, una pura entelequia casi. Sin embargo, muchas de sus actitudes responden a esquemas masculinos: alardean de logros académicos, se sumergen en el pluriempleo, aspiran al poder y se sienten defraudadas por casi todo.
Las últimas décadas del siglo XX han contemplado una revolución social sin precedentes en muchos conceptos, entre otros el del estatuto de la mujer. Se han conseguido cotas de igualdad impensables hace cien años, lo que dignifica a la especie; al menos en nuestra órbita cultural. Aún quedan retos importantes aquí, y urgentes en buena parte del planeta.
Pero el progreso tal como se ha entendido hasta ahora, dando mayor importancia a lo tecnológico, conlleva muchos problemas. Uno de los más frecuentes, de consecuencias aún impredecibles, es el estrés que genera ansiedad, desasosiegos, inestabilidad emocional, angustia y desconcierto general. Esto afecta por igual a hombres y mujeres. El síndrome de la prisa lo intoxica todo. La tecnología contribuye con sus facilidades externas y de comunicación, que a la postre resultan opresivas.
El enfoque cómico de ‘Lentas pero seguras’ es un acierto, porque permite la sonrisa y desdramatiza la situación, al menos durante un rato, aunque no por ello es menos preocupante. La decisión que toman los personajes resulta un buen punto de partida: hay que tomar la vida con más calma como primer paso para emprender una ruta diferente. No se dice cuál será, pero principio quieren las cosas.
La obra resulta muy amena, con un dinamismo que atrapa sobre todo en la primera parte. La segunda, a partir del ‘envejecimiento’ de las protagonistas, cae en ciertas reiteraciones, para levantar nuevamente el vuelo al final.