Historia y turismo
Realizar un recorrido turístico por Alicante es algo apasionante. Al pasear por el casco antiguo todavía podemos revivir su historia a través de sus piedras, sus casas (aunque muy pocas han sido bien conservadas) los sentidos son invadidos por el sabor medieval.
La ciudad de Alicante se halla a orillas del Mediterráneo, en una planicie sorteada por una serie de colinas y elevaciones. El monte Benacantil, con 169 m de altura, sobre el que se asienta el Castillo de Santa Bárbara, domina la fachada urbana y constituye la imagen más característica de la urbe. En esta encontramos también el monte Tossal, donde se asienta el Castillo de San Fernando.
Las Fiestas tradicionales recuerdan los largos años de dominio árabe y repoblación cristiana que unida a razones económicas aconsejaron la permanencia de la población musulmana. Sin embargo, el gobernador de Alicante, Zayyan ben Mardanis, no aceptó el pacto y fue obligado a partir en 1247, fecha en la que comienza la soberanía castellana de Alicante. La conquista militar se finalizó el 4 de diciembre de 1248 con las tropas del rey castellano, comandadas por su hijo el infante Alfonso, futuro Alfonso X el Sabio. Por el Tratado de Almizra firmado en 1244 entre los reyes de Castilla y de Aragón, castellana. Una vez tomada la villa a los andalusíes, conmemora la victoria denominando al castillo árabe construido sobre el monte Banu-lQatil (Benacantil) «Castillo de Santa Bárbara», por coincidir esta festividad con el día de la toma de la ciudad por la cristiandad, Las Fiestas de “Moros y Cristianos” conmemoran las luchas por la dominación de la ciudad.
En 1510 Alicante era la quinta ciudad del Reino de Valencia. Desde la obtención del título de ciudad el desarrollo institucional, económico y demográfico de Alicante fue palpable. El puerto se convirtió durante la Edad Moderna en el más importante del Reino de Valencia y propició el asentamiento de colonias de comerciantes que imprimieron un gran dinamismo al tráfico mercantil.
El puerto además se convirtió en punto de salida de los productos de La Mancha y en un eficaz redistribuidor de algunos productos coloniales y de salazones llegados del norte de Europa.
Cuando leemos la historia de Alicante, nos hace recordar que la vida es un ciclo continuo, renovado pero que vuelve a repetirse. En la España de la dictadura se inició la Alicante turística con las grandes familias del régimen alquilaban casas y disfrutaban del sol y playa, sin grandes gastos, ya que traían sus asistentas de Madrid y Murcia (asistentes si eran militares) y su gastos eran en las ciudad eran escasos.
En los años 60 empezaron a venir los pensionistas del norte de Europa para instalarse comprando sus viviendas y los vecinos franceses descubrieron las playas españolas, y se inició el despegue turístico de la Costa Blanca.
Hay dos lugares maravillosos en la Alicante Gastronómica, Su Puerto y el casco antiguo.
El Casco antiguo ha vivido un continuo cambio. En los años 60 eran viviendas de trabajadores, pequeños comercios, hospedajes para viajeros con poco presupuesto y bares de alterne. Al inicio del 2000, se convirtió en la zona de pub,s, bulliciosa y pachanguera para jóvenes. En la actualidad, se ha convertido en zona gastronómica, donde podemos encontrar muy buenos restaurantes, flanqueados a otros con menos pretensiones, donde encontramos pizzas congeladas del Supermercado del barrio al igual que las paellas, las hamburgueserías, kebab y demás restaurantes que no deseo evaluar, simplemente porque sus clientes saben muy bien lo que pueden encontrar en estos locales, la zona gastronómica está ubicada en el triángulo, Ayuntamiento, Calle Mayor y la plaza de la catedral de San Nicolás.
Las únicas dificultades que encontramos en el casco antiguo, son las dificultades para pasear y recrearnos en toda las cosas bellas que allí podemos encontrar, la ocupación de la vía publica lo hace difícil.
Por el contrario el Puerto tiene un lindo paseo, saboreas un magnífico panorama y sus restauradores mantienen una línea de calidad muy apreciable.
Lubina a la sal
Cuando vayamos a cocinar un pescado a la sal, no debemos descamarlo, ya que las escamas protegen la carne de la alta temperatura y así no se seca tanto.
Es importante utilizar la cantidad exacta de sal. Unos 2 kilos de sal gruesa por cada kilo de pescado. Aromatizada con hierba.
Rociamos la sal con unas gotas de agua y presionarla con las manos contra la lubina.
Una vez cocinado, es importante no dejar nunca que el pescado se enfríe dentro de la costra, ya que quedaría su carne muy salada. Lo mejor romper la costra. Con la ayuda de una cuchara, separa los filetes presentarlo en el plato y condiméntalos con aceite y unas gotas de limón.
Colocamos la sal en la fuente refractaria y disponemos encima la lubina terminándola de cubrir con sal. Cocemos en el horno a 220º C durante aproximadamente 50 minutos o hasta que veas que la sal se ha endurecido y se rompa.
Bon apetit