Cultura

Postales de la Argentina

Cuando me propongo describir el país en el que vivo casi siempre fracaso, pues tiene uno tanto por decir, y no sabe como comenzar, geográficamente la Argentina es benévola desde sus tierras hasta su clima, los recursos naturales parecen no extinguirse, como si realmente el dedo Dios estuviera instándola siempre a seguir, aunque el hombre se empeñe en destruirla. Hasta en los lugares más inhóspitos, los paisajes son manjares para los ojos.

La política es otro cantar, pues sus matices son complejos, burocráticos, corruptos, períodos llenos de oscuridad y de luz al mismo tiempo, desde los comienzos de la formación de la República, la Argentina ha transitado caminos pedregosos y es posible que siga así por muchos años hasta que exista una conciencia social y comprometida tanto de parte del Estado como del ciudadano de cuidar lo que tenemos y construir con decencia y trabajo lo que nos falta que no es poco. Por mi parte veo ese proceso muy lejano … Y no es que sea pesimista al respecto, tampoco es que sea especialista en el tema, si puedo decir que soy un «sufriente» de los procesos políticos que se han sucedido en la Argentina desde tiempos inmemoriales, la democracia mal entendida y mal aplicada, el Estado, entendido como fuente de poder absoluto, o como gobierno partidario, pero no como Estado en el cual se constituye un país con una política que apunte a lo social. Y lo social no es el asistencialismo, lo político social tiene que ver con sostener los pilares fundamentales sobre los cuales se construye una sociedad libre y justa.

La Salud y la Educación han sido minadas en la base, lo que implica que remontar estas dos instituciones, si bien no es imposible, significa el sacrificio de muchas generaciones que no recibirán estos derechos esenciales de una forma digna.

Hoy 2 de abril, en que se recuerda a los caídos en la guerra de Malvinas, me replanteo el absurdo y vacío homenaje que se despliega frente a un pueblo en el cual sus niños ignoran la historia de una tierra regada desde sus comienzos con sangre, sangre siempre de inocentes. No niego el reconocimiento, niego si, fehaciente-mente la hipócrita memoria a corto plazo, la que dura 24 horas o menos, «el Día de…», todos los días se construye un país, todos los días se hace memoria, todos los días se educa y se cura…Y esos días no hacen desfiles patéticos mostrando la miseria en la que ha caído un hombre que ha combatido de manera inequívoca en una guerra desigual, de derrota anticipada.

Sin embargo expreso el mayor de los respetos a todos los «homenajeados», los verdaderos protagonistas de su propia tragedia.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.