Una de las obras que indican el poder del arte como elemento de unión, de nobleza de espíritu e integración es este concurso que ha sido promovido en Bogotá por el INPEC en su XXVIII concurso anual de arte, para premiar poesía, cuento y pintura, quienes buscan dar un estímulo a los presos de las cárceles en Colombia, invitándolos a proyectar su talento y a descubrirse así mismos sobre capacidades y aptitudes que quizá nunca antes les estimularon o que por estar inmersos en otros ambientes ajenos al desarrollo personal hasta ahora cultivan.
Muchos de los internos, en tantas horas de soledad y angustia que pueden sentir, saben ellos y solo ellos lo que ocurre con su existencia. El arte es una manera de aflorar lo mejor que hay dentro de sus vidas, porque todas las personas necesitan reconocimiento y aprobación, sin importar procedencia o circunstancias particulares tienen aspectos positivos, aptitudes y cualidades únicas. Las diferentes manifestaciones artísticas dan la posibilidad de hacer una catarsis de su más íntima sensibilidad y energía convirtiéndola en un lenguaje que nos comunica y nos invita a entender su esencia.
La poeta colombiana Sandy Gaviota, miembro del jurado de este bello concurso literario expresa:
“Como prueba de este compromiso de corazón que hemos emprendido… el de divulgarlos y ¡esto los haría inmensamente felices! ¡Es allí donde nuestra ardua labor social con la palabra nos hace grandes! Al cumplirles con hacerlos oír, y declararlos vivos ¡así sea detrás de las rejas en busca permanente de su libertad!”
Este trabajo es conmovedor tanto el de los poetas que participan como jurados, quienes debieron leer cuidadosamente cada uno de los poemas y escritos de los participantes de la penitenciaría, como lo expresa Sandy Gaviota:
“La primera semana no solo me la pasé leyendo con gran cuidado el material… sino llorando… ¡Qué belleza y qué privilegio tan grande poder leer a fondo y en privado desde mi óptica y mi corazón estos sentidos escritos… ! De hombres y mujeres que aún estando detenidos por años, meses… escriben con su corazón esperanzado en su libertad, escriben curiosamente sin odios, sin rencores pero sí con una nostalgia tan grande que provocaron en mí varias lágrimas… sus poesías llenas de sabiduría”.
Entender esos sentimientos de quienes se encuentran limitados de la libertad y quienes están fuera de jurados, con el poder de elegir entre todas las obras dos cuentos y dos poemas, al leer las líneas del testimonio de lo vivido, se pone el corazón henchido de emoción, de orgullo de ver que los artistas lleven tan alto su labor, nos hacen vivir absolutamente todas las emociones que han tenido como si estuviéramos allí, nos dejan la sensación de comprender aún más al que sufre, al que tiene cárceles físicas, mentales o sociales, de ser más sensible ante los que no pueden hablar, no pueden defenderse. Con su don de artistas contribuyen con pequeños cambios para hacer grandes transformaciones, porque la palabra es una vía eterna que sirve de testigo, de motor, de impulso, de esperanza, de unión, el arte es universal con él se superan las celdas físicas y mentales.
Cuenta la poeta Sandy Gaviota que se reunieron todos los jurados en las oficinas generales del Inpec en Bogotá, y recibieron al jurado con las directivas más representativas de cada una de las cárceles del país, había un representante carcelario por cada región, ellos eran los encargados de llevar la noticia de los ganadores de poesía, cuento y pintura a cada localidad penitenciaria.
Es un privilegio tener la oportunidad de dar a conocer las obras de los internos de las cárceles a través de este medio en España para que se sientan orgullosos y se conozca en más sitios del mundo su buena voluntad, su talento, su sensibilidad y su esfuerzo .
Un homenaje en la distancia a seres humanos que no tienen a su disposición la manera de divulgarlo por sus circunstancias cada una particular y única, dónde no sabemos el fondo de sus vidas pero que al hacer que ellos se proyecten en el arte es darles una forma de viajar, un nuevo espacio sin límites para ser, soñar y ser apreciados en lo más bello que puedan tener dentro de sus almas.