Es evidente que muchos de los que nos gobiernan,  presiden, dirigen  o representan  puestos relevantes con cierta incidencia  respecto a la ciudadanÃa, entiendo tienen muy poca consideración a la misma. Es un hecho prolongado en los tiempos, no con el elevado grado de los últimos y su gran actual incidencia, sucede en todo los paÃses del mundo, en más o menos nivel. Si tuvieran consideración  los argumentos pueriles con los cuales nos esgrimen constantemente, no los realizarÃan.
Pero me voy a referir al paÃs que nos interesa, el nuestro. Algunos de los que dirigen  o representan partidos polÃticos, instituciones, organizaciones, medios de comunicación, entidades  o simplemente aparentemente a ellos/as mismos/as,  deben de tener una idea general de la ciudadanÃa en muy baja consideración, quizás porque estiman que la ciudadanÃa en general no piensa por sà misma dado que se les genera el pensamiento, como causa de responder en estos últimos tiempos únicamente a aquello que desde determinados medios de comunicación se les incuba, sobresaliendo por popularidad los audio visuales.
Los argumentos pueriles y falacias además de demagogos  se esgrimen  sin rubor alguno y constantemente. Por lo cual se ha de llegar a dos conclusiones:
a)  que no nos tienen ninguna consideración, dado que piensan que únicamente respiramos  por la gran influencia  mediática de todo tipo y en general a modo de partidismo, distracción y audiencia, lejos de objetividad, didacticismo, ilustrativo  e educativo (shows de debates polÃticos partidistas, deportes, distracciones, escándalos, frivolidad, amarillismo, etc), con la cual se nos inunda cada dÃa y a todas horas por parte de determinados los medios de comunicación y que somos por lo tanto incapaces de generar y tener ideas propias.
b)  que únicamente se dirigen hacia su público, votantes, seguidores, con la aspiración de mantenerlos, afianzarlos y con la pretensión de ampliar la masa social que los sigue. Pues solo pueden aceptar a pies juntillas los argumentos y la demagogia, los a mi juicio respetuosos adeptos, un respeto que a su vez se merecerÃan recibir sin argumentos pueriles o demagogos.
Todo ello viene con relación  de los últimos argumentos que estoy oyendo tanto del Presidente delgobierno central, como del Presidente del gobierno catalán. Ambos con argumentos, a mi criterio, carentes  de nivel polÃtico y de estado, como es el de: “mientras yo gobierne no habrá consulta ni independenciaâ€,  y  el otro con el “no nos dejan votarâ€, declara aquÃ, allá y más allá.
Por favor, si se analiza en profundidad estos argumentos y otros tantos que se nos están esgrimiendo constantemente,  por más adeptos o no que podamos ser a una idea u otra, tenemos que razonar, pensar por nosotros mismos, extraer conclusiones, haciéndonos preguntas y llegando a conjeturas, es nuestra libertad.
La ciudadanÃa merece recibir argumentos consistentes, coherentes y sinceros, dado que se trata de la gran responsabilidad de crear incidencia, influir en la misma. No se puede ni se debe utilizar ni manipular a la ciudadanÃa. Además de ser argumentos totalmente faltos, a mi juicio, de calidad polÃtica, honestidad, humildad  y que a su vez cargan sobre los otros irresponsablemente, enseñanza triste,  y a su vez cargar de argumentos con deficiente base a los adeptos.
Pero no termina aquà este hecho que no contribuye en nada positivo, solo y únicamente a las mismas partes interesadas. Lo grave es que poco leo y oigo de critico o denuncia  a esta falta de argumentos sólidos, coherentes, bien construidos y si de excesiva manipulación y demagogia, lo cual agrava más la triste situación, pues permite la prolongación de la simpleza, un grave problema para cualquier paÃs, para la salud democrática y la libertad.