Las fiestas de carnaval son una herencia que nos dejó la madre patria. Cuenta la historia que en tiempo de los Reyes Católicos era común la celebración de estas fiestas; pero con el tiempo, la gente fue saliéndose del carril, cometiendo algunos “pecadillos” ( como ahora) que fueron prohibidas tanto por el Rey Carlos I como por su hijo Felipe II – dicen que muy poca gente le paro bolas a esta prohibición – y no fue sino a la llegada de Felipe IV cuando el monarca ordenara que las mismas siguieran celebrándose. En nuestra América Latina la impusieron los hispanos durante la conquista, por tal razón se celebra tanto en el nuevo como en el viejo continente. Cabe destacar que en la América Anglosajona también se celebran las fiestas de carnaval, siendo muy famosa y conocida mundialmente la de Nueva Orleans en Norte América y las de Quebec en Canadá.
Los orígenes de estos festejos – como diría un viejo y conocido personaje de televisión apodado “El Monje Loco” – nadie supo, nadie sabe, cuando comenzaron.
Muchos estudiosos en el asunto remontan esta tradición a unos cuantos años antes de Cristo. Dicen que los mismos se iniciaron cuando grupos de campesinos se reunían para celebrar la buena cosecha y la fertilidad del suelo cantando y danzando alrededor de una hoguera con el rostro cubierto con mascaras y el cuerpo pintado de varios colores. Otros lo hacían para espantar los demonios y malos espíritus.
En muchas regiones del continente, cuando está por finalizar el mes de enero, los vendedores ambulantes o buhoneros comienzan a montar sus tarantines para ofrecer sus mercancías,consistentes en antifaces, máscaras, pistolas de agua, serpentinas, papelillos y otras cosas que nos anuncia la proximidad de los carnavales. Los estudiantes, profesionales y obreros (y una que otra gente ociosa) esperan con ansiedad esos cuatro días de asueto: sábado, domingo, lunes y martes y algunos viva la pepa, también se agarran el miércoles de ceniza., reincorporándose a sus labores el día jueves.
En algunos países donde se celebran las más alegres y fastuosas fiestas de carnaval, puede apreciarse como muchas personas de escasos recursos económicos, comienzan a ahorrar durante todo el año, para poder costearse el disfraz de su preferencia, algo bonito y muy vistoso que los distinga de los demás.
Durante estas fiestas consagradas al Rey Momo la gente se olvida de los problemas cotidianos, de las frustraciones, da rienda suelta a la imaginación y se sumergen en un mundo de ilusiones y fantasías.
Es algo común oír a los psicólogos y otros profesionales versados en el estudio de la conducta, decir que el inconsciente colectivo aprovecha estos momentos para poner en marcha sentimientos reprimidos de diversa naturaleza, entre ellos los de ansiedad, agresividad, sexualidad – y vaya uno a saber- así puede observarse como una persona tímida, ocultando su personalidad detrás de un antifaz o máscara, se convierte en un bromista profesional, en el alma de la fiesta de algunos eventos que se celebran en casas, plazas y calles; o una persona que en su cotidianeidad es un pacifista nato convertirse bajo una mascarada, en un ser violento que arroja substancias nocivas a los demás, grita e insulta a sus semejantes; tampoco falta el machote de la cuadra, el guapetón del barrio o el perdonavidas del piso de arriba, que presumen diariamente de su masculinidad y hombría, esperando esta oportunidad para disfrazarse bien sea de monja, de negrita o de dama antañona, para dar rienda suelta a sus más ocultos sentimientos.
En los pueblos latinoamericanos las fiestas de carnaval están llenas de ricas variedades y matices que caracterizan a cada región; tomemos un ejemplo de algunas de ellas:
Muchos consideran que el carnaval de Río de Janeiro es uno de los más alegres, vistosos y pomposos del planeta. Sus desfiles y comparsas que se hacen presentes en el célebre sambódromo son de tal espectacularidad que son transmitidos a nivel mundial por cine y televisión. Dicen que las diversas escuelas de sambas trabajan todo el año para dar lo mejor de sí.
Uno de los carnavales más bonitos de Colombia es el de Barranquilla, llegándose a comparar con el de Río: su vivo colorido y su riqueza cultural lo hace único, allí se conjugan la danza, la música y el teatro popular; sus habitantes usando disfraces llamativos circulan bulliciosos y alegres por todas las calles.
Dicen que la capital folclórica de Bolivia es la ciudad de Oruro. Su carnaval es tan rico y majestuoso que fue declarado por la UNESCO como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad” en esas fiestas participa todo el pueblo, hombres y mujeres se disfrazan de diablos y salen a desfilar bailando por las calles; esta manifestación popular es conocida como “la diablada”.
En la ciudad de Encarnación en Paraguay también se realizan unas fiestas de carnaval muy bonitas por su colorido y exuberancia. También tienen su sambódromo donde se realizan los diferentes desfiles con sus carrozas y sus reinas de carnaval; dicen que el Encarnaceno, como suelen llamarlo, es la mayor atracción turística de la ciudad.
Otra de las más vistosas fiestas de carnaval es la de Uruguay. Es de todos conocida “La Murga Uruguaya” por su alto contenido en manifestaciones culturales autóctonas; le siguen el “Candombe” considerado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad, y el “Desfile de Llamadas” el cual se realiza en las barriadas populares. Es el carnaval con el record de ser de mayor duración en el mundo ¡40 días!
El Carnaval de Veracruz es considerado como el más alegre y bullanguero que se celebra en México, fue instaurado a partir de 1866, en tiempos de la Colonia, cuando el país se encontraba bajo el imperio de Maximiliano. Se caracteriza por que en él se amalgaman varias comparsas integradas por folcloristas, músicos, cantantes y bandas que se dan cita, por lo general, en el Zócalo de la ciudad
La capital del folclore peruano es la ciudad de Puno por su inmensa variedad y riqueza de expresiones artísticas y culturales, comienza a partir del 2 de febrero con la fiestas conmemorativas a la Virgen de La Candelaria, patrona de la ciudad. Comparte junto con Oruro una de las danzas más populares en estas carnestolendas: «La diablada».
Por su amplia territorialidad y dada la diversidad de costumbres y manifestaciones folclóricas, cada región en Argentina tiene una manera particular de celebrar estas festividades. Una de las más conocidas dentro y fuera del país es el carnaval de Jujuy; siguiéndole en importancia los de Gualeguaychú, Entre Ríos, Salta y Corrientes.
Uno de las festividades de carnaval donde se derrocha alegría y buen gusto por los disfraces, los desfiles y las carrozas, son los de Carupano en Venezuela, estos jolgorios comenzaban en todo el país – en teoría- el día lunes; pero los estudiantes, una semana antes, se dedicaban a lanzar huevos, tomates, harina, agua y otras substancias non santas, para que las autoridades educativas suspendiesen las actividades. Eran tiempos de abundancia, ahora con la escasez de alimentos y la carestía de la vida, es difícil que para este 2015 pueda ocurrir lo mismo, cuando un huevo de gallina cuesta un ojo de la cara y la harina no se consigue por ningún lado. El carnaval del Callao, también muy famoso, se diferencia de los festejos que se celebran en otras regiones del territorio nacional, porque presentan una mezcla racial y cultural diferente, ya que se habla una mezcla de español con inglés, y se canta y baila el “Calipso” al son de tambores elaborados unos en madera y otros en metal.