Sociopolítica

Rebelión en la granja

Estaba cantado. Los biólogos lo sabían. El sentido común lo decía a voces. Nadie escuchaba éstas. A los políticos, que sólo piensan en recabar votos y poner el cazo, no les convenía oírlas. Panem para al pueblo y dólares para las multinacionales de la alimentación. Era cuestión de esperar un poco. Ya ha llegado. Es la lucha final. Los animales se rebelan. El agua, el aire y el clima también lo han hecho. La naturaleza, harta de sufrir los desmanes de la avaricia y la estupidez humana, se defiende. Ha decidido exterminarnos, y lo hará. Empezó el mono verde, y fue el sida. Siguieron otros virus, y fue la legionella, el ébola, los mil y un daños yatrogénicos. Quien entra en un hospital, así sea de visita, tiene un cincuenta por ciento de posibilidades de salir con algo que no tenía. La deforestación de los bosques tropicales pone al homo sapiens, ese depredador, en contacto con microorganismos inéditos contra los que nada puede su sistema inmune. Mugieron luego las vacas locas, y fue esa enfermedad de imposible nombre que todos, alguna vez, hemos deletreado. Los peces nos hicieron otro regalito: el anisakis. Las gallinas, indignadas por la forma de tratar a su descendencia, cacarearon, y fue la peste aviar. Los mosquitos no iban a ser menos: ahora pican de día, son de aguas limpias, pululan en las ciudades y lo hacen en países de clima templado. Es el dengue. Miren lo que está pasando en Argentina. ¡En pie, animales de la tierra! Pocos eran, faltaban los cerdos y parió la abuela. Ya tenemos aquí la gripe porcina. Es sólo el principio. Lo gordo está por llegar. Monos, virus, vacas, peces, pájaros, insectos, cochinos… ¡Ah, y medusas asesinas! Hay ya cincuenta en las playas de Murcia. Revolución francesa, industrial, soviética, mortíferas todas, y ahora la cuarta y definitiva revolución letal: la de la granja. ¿Antecedentes? En la Edad Media se creía que los gatos eran animales de brujas y la clerigalla decretó su holocausto. Inimaginables son las atrocidades que les hicieron. Castigo de Dios: proliferaron las ratas y fue la peste negra. Hubo que llamar de nuevo, apresuradamente, a los mininos exterminados. ¿Causa remota? La Biblia, ese mein kampf. Creced y multiplicaos. Vuestra es la tierra con cuanto contiene. Pues muy bien: vuestra es. Mía, no. Me declaro traidor a la especie. No cierro filas, ahora que Armagedón ha empezado, con los depredadores, mes semblables, mis enemigos. Estoy con los cerdos. ¡Oink, oink!

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.