Los jíbaros, también llamados shuar, son el pueblo del Amazonas más numeroso y también más representativo de las innumerables tribus de la región. Su principal característica radica en que son famosos por reducir las cabezas de sus enemigos.
Vale aclarar que, con semejante prontuario, ni los poderosos Incas ni los españoles lograron conquistar sus territorios. Hacia 1490, los shuar resistieron a los incas y en 1549 hicieron lo propio con los incursionistas españoles. Estos los llamaron jíbaros, como sinónimo de salvajes, aunque algunos consideran que esa palabra deriva de la voz shuar xivar, que quiere decir gente.
La práctica de reducir cabezas – rito conocido con el nombre de tzantza – es el siguiente: Primero, cortan la cabeza del adversario a la altura de la clavícula. Con un cuchillo, realizan un corte desde la nuca al cuello y tiran de la piel hasta que se desprende el cráneo, el cual es desechado junto con otras partes blandas y con los demás huesos.
El siguiente paso es hervir la piel de la cabeza junto con jugo de liana y otras hojas. Según se cree, esto evita la caída del pelo. La cabeza permanecerá debajo del agua entre quince y treinta minutos. Para cuando la retiren, el tamaño se habrá reducido casi a la mitad.
Una vez seca, raspan la piel por dentro para eliminar restos de carne y evitar así olores nauseabundos. Es frotada por dentro y por fuera con aceite de carapa. Una vez hecho esto, cosen el corte de la nuca al cuello, los ojos y la boca. Antes de cerrarla por completo, la rellenan con una piedra del tamaño de un puño, o bien con arena caliente. Finalmente, se la deja colgando sobre fuego. Una vez terminada de secar y moldear, se la vacía y se la pinta de color negro.
Advertencia: niños, no prueben esto en sus casas.