Desde el alféizar descubres nuevos pasajes que creíste perdidos
son nuevos estanques del ayer donde refugiarse.
Me dirijo al lugar donde las sombras son alargadas y polimórficas
sí, el abismo
la tierra de donde brota el deseo y el azufre
si, el que lo impregna todo
hasta tu propio desatino.
Algunos tradujeron infierno a enfer
pero porque nunca allí habitaron,
son estancias majestuosas
donde la piel arde
donde la sonrisa se transforma en hálito tenaz
y los aparatos de tortura se divisan a lo lejos.
Su aroma te atrapa
se queda impregnado en tu cuerpo,
es la sensación , la náusea de Sartre
el dolor.
Se almacenará hasta la eternidad
formando de ti mismo un ser extraño
que ni tan siquiera conoces
Entonces querrás huir
y buscar
y alejarte del lugar sulfúrico;
pero, como en la tela de araña, permanecerás
hasta que lo admitas.
Sí
hasta que lo grites a los cuatro vientos, a las cuatro esquinas, al bulevar de la mirada indecente
Y solo, en ese preciso momento
te darás cuenta de
tu verdadera naturaleza.
Y te desbordarás
como la sangre del mosquito en el aparato achicharrador.
Formarás ya solo una permutación más de ceros y unos.
Tu percepción será infinita.