Pocas profesiones conozco que ofrezcan tan amplio abanico de dualidades como la de guía de alta montaña. Conozco guías que son además, por ejemplo, psicólogo, pescadero, abogado, trabajador social o yo mismo, que estudié ciencias físicas.
Creo poder decir que todos nosotros amamos primero a la profesión de guía y después nos es útil la otra formación o experiencia. Pero en todo el espectro de guías que pululan por el Pirineo y otras montañas de nuestro país, hay uno que tiene un espíritu especial: Ricardo Montoro Delgado, guía y pintor o pintor y guía.
Porque Ricardo tiene la enorme suerte y el enorme don de beber de ambas profesiones para saciar de la una a la otra. Sus pinturas nacen de la inspiración que encuentra en la montaña; en sus salidas de escalada, de esquí o de alpinismo, ya sea con amigos, con su hija Anne o con sus clientes. Su residencia se encuentra en un pequeño paraíso del Pirineo, Tramacastilla de Tena, donde nada más salir por la puerta de su casa y de su estudio da de cabeza con la inmensa mole de Peña Telera. Por sus alrededores le saca todo el jugo posible a sus paredes de roca y sus laderas nevadas cuando llega el invierno, y de estas experiencias saca ideas y emociones que después plasma sobre el lienzo.
Admiro su obra desde hace años. En mi último cumpleaños Patricia me regaló una litografía suya, sabiendo que me encantan. Estas pinturas son de una simplicidad increíble, tan sólo unos pocos trazados de pincel, en ocasiones algunos colores y otras veces pequeños escritos ininteligibles. Leves susurros o pensamientos internos que parece no querer decir en voz alta. Adoro no sólo esa sencillez o los colores que arrojan alegría, si no también sutiles matices técnicos en los que ves, por ejemplo, como el esquiador anticipa el giro con los hombros, la mirada, la respiración… seguro que es mi imaginación, pero ahí está la genialidad de Ricardo para hacerte sentir esa sensación.
En ocasiones me quedo mirando una pintura donde aparece un esquiador o puede que una esquiadora, ¿Anne?, durante largo tiempo, imaginado el movimiento que se adivina, las emociones, la nieve saltando bajo los esquís y el gozo de deslizarse con fluidos giros por una pendiente suave y agradable de nieve polvo. Evoco recuerdos de fantásticas bajadas por la Vallé Blanche, en Chamonix, y mi corazón se acelera levemente y las palmas de las manos se me vuelven húmedas. Ningún cuadro, música, ni poema me ha provocado jamás estas sensaciones.
Os animo a todos a ir a ver su obra. Organiza exposiciones a menudo, muchas de ellas en Chamonix (Francia) o en Verbier (Suiza). Pero también podéis acercaros a Biescas a la galería que hace poco ha abierto, junto a su pareja Ana Campillo, pintora y escultora también muy buena. Se llama eLHECHO (haz clic para ir a su página de facebook). En ella Ana ha puesto mucho cariño para estar allí un rato disfrutando de las pinturas y esculturas, y donde además se pueden comprar también regalos y otras obras de diferentes autores. Siempre con un denominador común, el arte y el buen gusto relacionado con la montaña, el alpinismo y el esquí.
Raúl Muñoz – guía de alta montaña en GUIASDEJACA