RocÃo
Por humilde que sea la alberca del paisano,
refleja la misma luna que la piscina del prÃncipe,
que el lago de la montaña
o la charca del camino.
La sabidurÃa consiste en ser capaz
de contemplar el universo
en una gota de rocÃo.
Quien se inclina ante la persona
cuyo dedo nos muestra la luna,
o lo rechaza,
es igual de simple.
¿Por qué afligirse?
Todo pasa.
Pero, mientras pasa,
hay que atraparlo.
No como al pájaro que
intentas retener
en el cuenco de tu mano.
Sino en la serena contemplación
de su vuelo en libertad.
Hoy es el dÃa
Hoy es siempre,
TodavÃa.
J. C. Gª Fajardo