No era más del año 97 cuando fui agasajado en las jaimas de Tinduf.  Miles de saharauis nos recibÃan a dos centenas de castellanos manchegos  para agradecernos  la ayuda humanitaria, las vacaciones en paz y  los consejos polÃticos. Por entonces,  yo habÃa heredado la responsabilidad de dirigir el grupo interparlamentario  pro saharaui  de las Cortes de Castilla La Mancha, por póstuma voluntad del tan llorado por los amigos Jesús Alemán: uno de los colegios lleva su nombre en el desierto argelino de los campamentos de refugiados. Llevé  de regalo mi voluntad de escucharles con oÃdos limpios y recibàsu amable abrazo de paz, salam aleikum, mientras me investÃan con el  derrás,  a la luz de sus ojos adornados  de estrellas de la noche. Por el dÃa, durante varias horas, habÃamos sido preguntados,  los parlamentarios y parlamentarias castellanos manchegos,  sobre cómo nos iba con nuestra autonomÃa en el Estado de España, que desde 1978 era el Estado de las autonomÃas. Hubo quienes hablaron de mejor la independencia,  en todo caso el plebiscito de autodeterminación; uno gritó: Con vosotros patria o martirio. Yo, aconsejé  que ningún Estado merece un mártir. Visitamos el hospital donde  un niño recién nacido, no sé cómo, pudo soportar  la extirpación de un cálculo biliar, que a mà se me antojó una avellana. Vimos en el Instituto dibujos escolares; todos pintaban de azul mar: los  imaginé nostálgicos de cuentos al amor de la playa. No quise escuchar entonces una indicación indiscreta de una cárcel del Polisario. Aún no habÃamos cambiado de siglo, era el 97; desde el  75 habÃan transcurrido más de una veintena de años, casi dos generaciones modernas; las mujeres limpiaban de arena sus jaimas,  para llenar el vacÃo de sus hombres  en el frente argelino contra Marruecos. Unos, ya en el avión, juraron,  alucinados,  cual tras una pentecostal,  volver. Yo volveré con ellos, dije, en su regreso al Aaiún. Aún no ha sido posible. Si hubiéramos dedicado más el tiempo de  la Minurso  a democratizar Marruecos que a conquistar la pretendida autodeterminación polisaria,  hoy, mi admirada por las ondas  Angels  Barceló  no hubiera tenido que entrar  como turista, por la puerta mauritana con el oficio de ingeniera, para transmitir clandestinamente, recordando los 35 años de la marcha verde marroquà contra el Frente Polisario, el  horror humano acaecido hoy mismo en los llamados territorios ocupados del Aaiún.