Septiembre, todavía el sol nos ofrece cálidos días veraniegos, aunque con espacios menos concurridos que los meses de julio y agosto. Bajo estas circunstancias la ciudad de Cádiz se convierte en un destino perfecto en el que pasar unos días de vacaciones.
La playa de La Victoria o La Caleta para darnos un baño refrescante y para esperar, con los pies sumergidos en la arena, cómo los tonos anaranjados inundan el horizonte y el sol se oculta tras el infinito océano. Las calles, con sus paredes fruto de erosiones marinas donde resaltan fragmentos de crustáceos, nos invitan a pasear entre ellas y descubrir todos los rincones de la ciudad, y cómo no, llegar así a la Catedral Vieja y a la Catedral Nueva. También el Paseo de la Alameda con sus árboles, sus estatuas, sus fuentes y sus grandes balcones al mar, o el Parque de Genovés cuyo origen se encuentra a finales del XVIII, y donde conviven numerosas especies vegetales además de patos y gansos en su lago.
Por otra parte, el Monumento a las Cortes de 1812 supone una visita obligada. De su creación fueron responsables el arquitecto Modesto López Otero y el escultor Aniceto Marinas. Se encuentra ubicado en la Plaza de España. Otro monumento característico de la ciudad gaditana es la Puerta de Tierra, muralla que separa en la ciudad al casco histórico de la zona moderna. Asimismo, dentro de este casco histórico encontramos también el barrio de El Pópulo, el más antiguo de la ciudad, con sus callejuelas testigos de siglos de historia. Y como mirador, la Torre Tavira, cuyo primer vigía Antonio Tavira, desde el punto más alto de la ciudad, otearía la costa gaditana. Tampoco podemos olvidarnos del Castillo de Santa Catalina, situado en La Caleta. Fue mandado construir por Felipe II al ingeniero militar Cristóbal de Rojas tras un asalto anglo-holandés en la bahía en el año 1596. En la actualidad acoge numerosas actividades culturales.
El museo de Cádiz, por su parte, tiene mucho que ofrecernos. La planta baja es un lugar dedicado a la Arqueología y la Historia. Algunas de las piezas destacadas que aquí encontramos son los sarcófagos antropoides fenicios del siglo V a.C. o la estatua colosal de Trajano cuya datación se establece entre los siglos I-II d.C. En la primera planta hallamos un espacio dedicado a las Bellas Artes con obras de diversos autores como Zurbarán, Murillo o Rubens, y un hueco, como no debe faltar, para la pintura neoclásica gaditana. Por último, en la segunda planta existe un espacio para obras de arte contemporáneo con Miró, Julio Juste, Chema Cobo y los dibujos de Alberti entre otros. También se encuentra esta planta dedicada a los Títeres de la Tía Norica, de los siglos XIX y XX, muestra del costumbrismo gaditano.
En cuanto a la gastronomía, no podemos acabar nuestra visita a la ciudad sin degustar la típica fritura gaditana en uno de sus muchos freidores, como el de la Plaza de las Flores, la cual hace honor a su nombre. Aunque, por supuesto, queda mucho más por descubrir en esta hermosa ciudad andaluza. Pero esto es algo que queda ya en manos de sus inquietos visitantes.