No sé lo que voy a escribir, pero siento esa necesidad. Hay días que es
muy fuerte el expresar cosas y compartirlas.
Soberbia, hoy en día tan en boga. Vivimos inmersos en ella, nos creemos que la nuestra es la verdad única y nos encerramos en nuestra cueva sin querer escuchar al prójimo… Es un pecado un tanto duro para mi forma de pensar, pues es la negación total hacia los demás, el querer imponer sin primero escuchar y valorar lo que nos transmiten para luego pasar a razonar las cosas y podernos entender.
Yo expongo mis pensamientos, la palabra de Dios de una manera que me puedan comprender y haga reflexionar al prójimo y nunca, nunca desde la Soberbia cierro las puertas a todo entendimiento, porque todos y todo tipo de religiones pueden enriquecerme y abonar la mía con otros puntos de vista, porque yo vivo en este mundo y para transmitir primero hay que ponerse en el lugar del otro, y con toda humildad, comprender lo que nos quiere dar a entender o mejor dicho saber cual es su necesidad.
Pero esa soberbia que veo florecer entre todos nosotros, desde los que nos gobiernan, pasando por figuras de cualquier religión, que creen que
el Señor les habla solo a ellos, o por lo menos eso creen entender porque probablemente estén sordos a sus palabras, o aquellos que piensan
que la suya es la verdadera. El Señor habló a todos por igual, la Biblia cada uno la entiende de manera diferente, pero la palabra es la misma y lo que en ella se escribe es siempre lo mismo. Parece que con esto soy también soberbio, y no es así, mi puerta está siempre abierta a cualquiera que llame a ella, que quiera que le escuche, o que me quiera escuchar. Todos somos seres humanos y merecemos un respeto.
Señor ¿por qué tanta soberbia? Solo miramos nuestro ombligo sin pensar en los demás. Tantas guerras, tantas faltas de respeto, tanta inflexibilidad, tanta imposicion, tanta pobreza … ¡TANTA SOBERBIA!