Mis sueños se tejen a la sombra de un rayo que nació de su mirada inquisitiva.
Mis ambiciones están frustradas desde que ella es mi única ambición.
No hay ciencia que valga una vida si no se dedica a estudiar sus riñones, sus tripas, su larga sequÃa de amor a mÃ.
Mi sangre incolora enrojece sólo de pensar en ella y circula sólo para que la flama tenue de esa vela que es mi corazón ilumine su retrato.
Con resignación admito que yo mismo me arrastré hacia su magneto.
Mis dedos, siempre tan frÃos, le escriben ahora desde las entrañas.
Que se parta la tierra en pedazos si ella me abre sus brazos. No me importa.
Pero lo que más jode es saber que ella no es más que una teorÃa fruto de la fantasÃa mÃa sobre la alegrÃa y sus consecuencias.