Si sueño no vivo, si vivo no sueño, los sueños sueños son, dijo el poeta, la vida vida es, replica el asceta, la vida se sueña, la vida se aspira, la vida se anhela, el sueño se imagina, el sueño se ama, el sueño se olvida.
Y del olvido surge un día, repleto de ilusiones, vacío de realidad, porque el sueño real no es sueño sino vida, al igual que la vida soñada no es vida, sino sueño, y la esencia del ser deambula por la dicotomia del sueño sin atisbar un rayo de luz.
Una luz que alumbre el camino, un camino que se ha de andar, caminante no hay camino, recita otro poeta, se hace camino al andar, replicamos todos los mediocres, y el camino se oculta, tras un muro de realidad, fabricado con frustraciones e ilusiones perdidas.
Perdidas en el pozo sin fondo de la vida, un pozo sin agua, un pozo seco, seco de sueños, porque los sueños sueños son, y no alimentan al hambriento, y no dan agua al sediento, solo alimentan espíritus, espíritus de libertad.
La libertad del soñador, ajeno a la realidad, o no, emparentado con ella, rozando la cosanguineidad, unidos hasta la muerte, como el matrimonio, el de antes, no el de ahora, y libera la caja de Pandora, por inercia, sin voluntad, por el devenir del ser.
Porque el ser reclama, y el espíritu concede, libertad, felicidad, satisfacción, todo en uno, al cobijo de la ilusión, buque recién bautizado, amarrado al muelle de la realidad, concurrido cruce de caminos, destino final de sueños anhelados.