Sociopolítica

Té y antipatía. “Culpa de los muertos” en asunción

El benemérito modelo del paraíso terrenal americano que pregonaba nuestra incansable dirigencia de derechas, se está derrumbando. El sueño de aquellos pioneros que vendían agua azucarada envasada y se volvían multimillonarios en base a una idea emprendedora, cayó con Lehman Brothers (uno de los bancos de inversiones líderes de EEUU) el 15 de septiembre de 2008 cuando se declaró en quiebra financiera después de descubrirse la tómbola financiera del mercado inmobiliario que la había originado. De ahí en más, todas fueron malas noticias para Wall Street. Pero, como no hay mal que dure un Estado, la crisis cruzó el Atlántico y llegó a Europa donde la Erozona exigió la revisión minuciosa de las cuentas fiscales a todos los países miembros. Resultado: Irlanda, Grecia, Portugal y España (y después Italia y vaya a saber quién más en el futuro inmediato…) no tenían los deberes en regla, pero como no pueden devaluar ni recurrir a mecanismos monetarios de ningún tipo al tener economías sujetas al Euro, vinieron los ajustes fiscales, liderados por la implacable señora Merkel y su equipo económico. Poco más o menos: recortar gastos en educación, en salud pública, en seguridad, en justicia, en lo que sea con tal de achicar las deudas de los países para proteger el sagrado Euro.

¿Qué nos predicarán ahora nuestros incansables pastores de la derecha que ofrecían siempre la garantía de un EEUU próspero y feliz para todos aquellos que transitaran el mismo camino de inteligencia, emprendimiento e individualismo competitivo? ¿Nos dirán que la Oficina de Censo publicó la semana pasada los guarismos de la pobreza? El informe oficial asegura que el 15,3 % de la población total de EEUU cruzó el umbral estadístico que los ubica en la franja de “pobreza”, esto es lo mismo que decir que uno de cada seis ciudadanos/as son ahora pobres, técnicamente. Es decir, ganan menos de 3 dólares diarios. Este 15,3 % es igual a toda la población de Argentina y Uruguay juntas: 46.500.000 de personas afectadas. Los niveles de desempleo ya superaron las alarmantes cifras de aquella Gran Crisis de los ’30: entre desocupados y subocupados (changarines) tenemos un 15,4 % de la población. La pintoresca reunión de la ultraderecha del Tea Party exige extremar las medidas fiscales: ni un peso más de ayuda social ni seguros de desempleos ni salud pública: los que deban morir, que lo haga ahora, es la consigna. Legisladores enfilados detrás de la vieja idea republicana del “sálvese quien pueda mientras yo gane lo mío” no desperdician ocasión de denunciar que el Estado les mete las manos en los bolsillos a los contribuyentes trabajadores para subsidiar a los incapaces y haraganes. Darwinismo social de la más cruda laya. Exigen bajar los impuestos y recortar los gastos fiscales, nada de ayuda social a nadie. Es una pena que no agiten con el mismo énfasis las banderas contra la especulación financiera que los llevó a este desastre: a quienes protestan en Wall Street y Boston (los “indignados” de Manhattan) les responden con bastonazos y gases: té y antipatía. Pero los indignados no se rinden. Siguen durmiendo en la calle, en sus bolsas, molestando la vista prolija del corazón financiero del mundo con su sola presencia en las veredas. Aunque en los últimos dos años hay indicios de repunte en la actividad económica, el reparto se polarizó: el ingreso de las familias de clase media que están en la base de la pirámide social sigue bajando, el de los empresarios de la cúspide (siempre un gripo minoritario) sigue creciendo y esto desalienta a la población, es la primera vez desde aquella Gran Crisis, que los hijos sienten que no podrán superar ni igualar el bienestar económico logrado por sus padres, es decir, que sienten de un modo frustrante que la población recula. Y esto, en una tierra donde la competencia lo es todo, sólo produce desaliento  e indignación.

La obra teatral “Culpa de los muertos” sobre la dictadura militar en Corrientes, en la década de los ’70 sigue presentándose en Buenos Aires en el Teatro Del Pasillo, bajo la dirección de Jorge Graciosi. El 6 de noviembre se presentarán en el Teatro Municipal de Asunción del Paraguay, la principal sala de la capital paraguaya y el 10 de noviembre en la Feria del Libro de la Triple Frontera, en Monte Caseros. La obra fue pensada para eso: para giras, porque el delicado legado de la memoria histórica es un patrimonio común que debemos compartir, estemos del lado que estemos, pensemos como pensemos, el pasado sucedió y hay que evitar que los dolores vuelvan a repetirse. Todos creíamos ingenuamente que las dictaduras militares latinoamericanas eran cosa del pasado, pero recientemente el golpe militar de Honduras volvió a encender la señal de alarma. Por eso los ciudadanos debemos aprender a dormir como las liebres: con un solo ojo, mientras el otro permanece vigilando los cuarteles. Y “Culpa de los muertos” sirve para recordarnos esto.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.