Cultura

Teatro: la toma de postura

Escenarios, 78

Hay obras de teatro que están concebidas con una filosofía ajena a la mera evasión, piezas que plantean problemas humanos profundos, más allá de su elaboración anecdótica. Estas creaciones exigen por parte del espectador una implicación directa y no condicionada, es decir, necesitan una apertura mental y emocional suficiente para que el texto, el movimiento, el gesto y las imágenes se depositen como semillas germinales en su capacidad receptiva y se produzca una toma de postura.

Con estas premisas, ‘Nunca debimos empezar por ahíes una obra de gran calado. La ha ofrecido el Teatro de la Estación durante el pasado fin de semana. El texto de Carlos Sarrió, que él mismo dirige, es interpretado por Eva Blanco, Begoña Crespo, Antonio Sarrió, Julio C. García y el propio autor, en una producción de Cambaleo Teatro.

Superando el concepto de argumento al uso, la obra no cuenta una historia concreta, sino que reúne una sucesión de episodios acumulativos con el objeto de crear situaciones que desbordan el marco habitual de espacio-tiempo.

El pasado y el presente se funden en unidades sucesivas creando choques mentales y emocionales que afectan a los protagonistas y se trasladan sin margen de maniobra a los espectadores.

NUNCA DEBIMOS EMPEZAR...Se habla del sufrimiento, de los dilemas, de las alternativas, de las expectativas, de las desilusiones, de la impotencia ante la pérdida, de los conceptos baldíos por anticuados, de lo fuerte y de lo débil, de todo cuanto es imaginable aunque no se personifique. En cada escena hay un latido de sinceridad y en cada situación una expectativa de cambio.

Las abundantes citas orales o visuales contribuyen a crear una trama densa de posibilidades en la vida de los personajes que realmente representan a un colectivo social, superando su individualidad. Por ello, al espectador atento le es fácil identificarse. Los silencios y la oscuridad crean espacios para la reflexión, para la vivencia emotiva de las realidades que nos circundan, las cuales muchas veces nos pasan desapercibidas por el frenesí de la vida.

El episodio del psicólogo o psicoterapeuta intentando levantar el ánimo de los personajes, es particularmente significativo, por cuanto pone en cuestión la capacidad de movilizar recursos en las personas cuando éstas se encuentran al borde del precipicio existencial.

Este panfleto poético-visual sobre algunos aspectos que acontecen en estos oscuros días que vivimos, como lo denomina la guía del espectáculo, impresiona profundamente y obliga al espectador atento a completar el vacío con que se desarrollan escénicamente la acción y la inacción, la actividad y la pasividad. Finalizada la obra, se siente uno impulsado a tomar postura.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.