Tierra de Sueños, de James Nava
Los soñadores se enfrentan a la vida desde una postura maniquea, el éxito o el fracaso, sin término medio, hasta que los avatares del día a día les condenan a resignarse a su suerte, a admitir nuevas tonalidades en su éxito o en su fracaso, ¿o no? ¿Y si la obstinación y la perseverancia nos pudieran llevar a superar todos los obstáculos con los que nos encontramos a lo largo de nuestra existencia?
Esa parece ser la idea subyacente de esta excelente novela de James Nava, Tierra de Sueños, una historia de superación permanente, de dejar a un lado la autocomplacencia y convencer a cualquier deidad que se empeñe en jugar a los dados con el Universo que el libre albedrío es una realidad y el destino se puede moldear.
Tim Braddock y Samantha Davis, los personajes principales de Tierra de Sueños, personifican la ascensión a los cielos, la caída a los infiernos y la resurrección en vida para volver a conseguir el sueño primigenio.
Dos deportistas llamados para la gloria que se enfrentan, por diferentes motivos, al ostracismo provocado por sendas lesiones físicas y psíquicas y se reinventan a sí mismos para volver a conseguir lo que un día soñaron, el oro olímpico.
Todo ello salpicado de cierta dosis de convencionalismos bien intencionados y de una trama terrorista que intenta atentar contra Braddock en su carrera triunfal, hermanando la novela con la realidad de nuestra sociedad actual.
James Nava, el autor, nos lleva de la mano por la vida de sus dos personajes principales ofreciéndonos una perspectiva vitalista y optimista de la vida, regalándonos la luz al final del túnel y recordándonos que nadie dirige nuestras vidas salvo nosotros mismos.
Con un lenguaje ágil y sencillo, Nava describe con pulcritud cada escena, cada escenario y cada escenografía, recreándose en sus conocimientos del mundo del deporte y aportando elementos de interés en cada página, en cada capítulo, en cada historia secundaria.
El cuidado en el detalle, el análisis de cada descripción y la secuencia cronológica de los acontecimientos demuestran una escritura rigurosa y honesta, ofreciendo una clara concatenación ideológica e idealista y una más que palpable coherencia literaria.
Sin duda, Tierra de Sueños es una novela de las que inspiran más allá de la palabra escrita, una visión de la vida repleta de optimismo y de confianza en el esfuerzo propio como única vía de alcanzar los sueños.
Porque como ya decía Calderón, “toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”.
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