El turismo residencial
Hace algo más de un mes el multimillonario Donald Trump decía; «España está enferma y este es el momento de aprovecharlo» hablaba de las oportunidades, sobre todo en el sector inmobiliario.
Algo que nos acaba de confirmar el Ministro de Economía, comprándose un chalet de 600 m2 en uno de los mejores parajes de Madrid por tan solo 600.000 euros, al parecer su valor hace un par de años era de casi un millón seiscientos mil euros, como buen economista lo compra antes de la subida del IVA para conseguir mayores ventajas, y confirma que es el momento de invertir en inmobiliarias.
Durante años, nuestro país era muy apetecido por el turismo residencial, pensionistas del norte de España y de Europa compraban sus adosados en las costas levantinas, bueno podríamos decir las costas mediterráneas para pasar el invierno y luego marchar a sus países con clima más atemperado en verano.
La mala construcción, chalecitos que se desmoronaban con las primeras lluvias, urbanizaciones sin terminar y Ayuntamientos que no hacían nada por mejorar la situación, de alumbrado, alcantarillado y todo lo necesario para hacer la vida más agradable a estas personas que contribuían largamente al bienestar del país y al funcionamiento del comercio y la Restauración, han conseguido hacerles marchar a otros países.
No todo el mundo tiene 600.000 euros para comprarse un chalet además del gasto que supone su mantenimiento. Pero si queremos despertar de nuevo la voluntad de volver a nuestro país en las personas que tienen algo menos de poder adquisitivo y podrían darle vida al turismo residencial, sería muy importante aprobar una legislación muy severa sobre la calidad de la vivienda.
La bouillabaisse de Marsella
Empezó siendo un plato de los pescadores del sur de Francia, como pasara en el Levante español con el Caldero y en la costa mediterránea italiana con el Cacciucco de Livorno, modesto en sus orígenes al usar los pescados que no se vendían bien, la bouillabaisse, es una receta de Marsella y otras localidades costeras de la Provenza, poco a poco ha ido ganando importancia hasta convertirse en todo un símbolo del arte culinario de la cocina de mar.
Se le suele incorporar al menos media docena de variedades de pescados mediterráneos, en algunos restaurantes de lujo le agregan incluso langostas.
El nombre es una palabra compuesta de “bouillir”, hervir, y “baisse”, desechos, Y se refiere a una sopa hecha por los pescadores con su parte de las capturas.
Sobre todo se utilizaban pescados de roca que no tenían salida comercial, como congrio, cabracho, gallo, rape o pargo. Una vez cocidos con verduras y hierbas se servían en una bandeja, mientras que el caldo se servía aparte en una cazuela. Una muestra del origen humilde del plato es que se sigue acompañando con unas rodajas de pan rústico. Fuera de Marsella el pan se tuesta y se unta con ajo.
Los ingredientes.
1 kgr. de pescado fresco (pargo, congrio, rape, araña, calamar, gallo, cabracho, etc.), 100 gr. langostinos, 2 cigalas (opcional),
500 gr. mejillones (opcional),
1 puerro,
1 cebolla,
100 cc. Aceite de oliva,
4-5 tomates muy maduros,
3 dientes de ajo,
1 hoja de laurel,
Unas ramitas de hinojo fresco,
1 ramita de tomillo,
Un ramillete de perejil,
Un trozo de corteza de naranja,
Azafrán en hebra,
Sal, pimienta negra,
Rebanadas de pan rústico, para servir.
La elaboración.
Prepara y limpiar los diferentes pescados y mariscos.
Los pescados de mayor tamaño se destripan y se cortan en porciones. Los pescados de roca pequeños se pueden echar enteros, pero conviene eviscerarlos y escamarlos igualmente.
Por otro lado calentamos la mitad del aceite de oliva en una cazuela y salteamos el puerro, la cebolla y los ajos, todo pelado y cortado fino. Cuando empiecen a dorarse añade los tomates pelados y troceados, las hierbas y las especias, dejando fondear a fuego suave unos 10 minutos, removiendo de vez en cuando.
Añadiremos los langostinos y las cigalas, saltea brevemente. Incorpora el resto del pescado y los mejillones limpios, si los usamos, reservando las piezas de mayor tamaño para el final. Lo salpimentamos, añadiremos el resto del aceite con el azafrán, y cubriremos con agua caliente.
Haremos cocer 10-15 minutos, antes de añadir las piezas de pescado reservadas y dejaremos cocer otros 10 minutos.
Terminación
Serviremos el caldo en platos soperos con una rebanada de pan, tostada y untada de ajo. El pescado y el marisco se sirven aparte, en una bandeja. Algunos profesionales le añaden patatas al guiso, que una vez cocidas con el pescado le dará consistencia al caldo, se sirven con el pesca.
Se suele servir con un ali-oli o una salsa llamada rouille, muy picante, para sopas de pescado a base de patatas, ajos, pimiento rojo y guindillas.