Alzo la mano con una copa de vino, y brindo con alegría y satisfacción por el ejército español. Y no lo hago solo, comparto con millones de españoles la valoración que hacen de una institución española.
Las encuestas del CIS dejan muy claro qué instituciones de nuestro país están a la altura de las circunstancias, y las que los ciudadanos consideran un problema ante los retos del futuro.
Brindo por el ejército español porque soy partidario, como ciudadano y como profesional del ámbito del management y de los recursos humanos, de valorar y reconocer a personas e instituciones que trabajan bien; que cumplen con eficacia y eficiencia con sus obligaciones profesionales, aportando rendimiento en la mejora de la construcción de España.
Los ciudadanos españoles no se equivocan, perciben con claridad los valores positivos, que una institución como el ejército está abanderando, con el buen hacer de sus funciones.
La transformación del ejército español ha sido ejemplar en estos años de democracia. El eje principal de dicho cambio, desde mi punto de vista, ha sido desarrollar y aplicar el concepto de PROFESIONALIDAD, en el amplio sentido de la palabra. Nuestros militares son auténticos profesionales, y con su excelente labor en misiones internacionales, nos están dando lecciones de excelencia organizacional.
De nuestros militares, podemos aprender sobre liderazgo, de cómo trabajar en equipo, de valores democráticos, etc.
A diferencia de la clase política, que según las encuestas del CIS, los ciudadanos consideran una gran preocupación, junto a la situación económica y al desempleo, la institución del ejército puede servirnos de orientación para afrontar las circunstancias adversas que estamos sufriendo.
Ahondando en un breve análisis, con enfoque profesional, debo decirles, señores lectores, que si hay una actitud que necesitamos urgentemente en nuestro país, es la VALENTÁA, requiso sine qua nom para que una persona se considere líder. Un pie hacia delante, y el otro también; lo están reclamando los ciudadanos a todos los que están en responsabilidades políticas, sociales y empresariales. Es época de valientes, que a pecho descubierto y con la cara bien alta, propongan ideas y trabajen, para mejorar e incrementar la productividad en nuestro país.
Continuando con mi análisis, la crisis está desmaquillando a muchos miméticos, personajillos que a costa de la ciudadanía, se han enriquecido y acomodado en el buen vivir. Los ciudadanos empiezan a señalar con el dedo a estos personajes tóxicos para una sociedad moderna y democrática, y reclaman a voces VOCACIÁN DE SERVICIO PÁšBLICO.
La ciudadanía española está muy preocupada por una falta de VISIÁN ante el futuro, de la clase política, que genere: entusiasmo, ilusión, esperanza y tranquilidad. Necesitamos más políticos y representantes de otras instituciones sociales, COMPROMETIDOS con sus obligaciones profesionales para construir los escenarios necesarios que garanticen altas cuotas de bienestar social propias de un país moderno y competitivo.
¡Felicidades! Y un deseo de éxito, en sus misiones, a todos los militares españoles; es mi pequeño reconocimiento.