Cultura

Un mortal sin pirueta. Ernesto Calabuig. Menos cuarto. Noviembre 2008.

            Un mortal sin pirueta. Ernesto Calabuig. Menos cuarto. Noviembre 2008.

Un mortal sin pirueta

            Un mortal sin pirueta es un libro de quince cuentos nacidos todos de la delicada pluma del excelente crítico literario Ernesto Calabuig. Pero es también un libro sano. Un libro que hacía falta para contrarrestar la maledicencia, el morbo sin sentido y la vacuidad de las obras que nos rodean.

            Ante todo la mayoría de estos relatos nos hablan de un autor en el que late el cariño por antiguos profesores, compañeros de colegio e instituto, adultos de su adolescencia (cuando la adolescencia tenía más de infancia de lo que tiene hoy). Respeto y admiración. Nos hablan de una cotidianeidad en toda su poesía, en toda su importancia. Nos hablan de gente de carne y hueso que ha de ser rescatada por la memoria: podría ser nuestro abuelo; un profesor que tuvimos en aquellos años que, al recordarlos, parecen un poco en color sepia; un vecino; el amigo de una prima nuestra… Personas, que no personajes, a quienes se ignora en el día a día por tenerlos presentes, absolutamente presentes. Esa es la ironía. Y ése es uno de los sentidos del rescate que hace Ernesto Calabuig para mostrarnos el corazón humano y que no lo ignoremos sin más, que volquemos nuestros ojos, ahora que podemos, en nuestro alrededor más próximo.

            Hay una mirada hacia los años setenta que no pocos lectores podrían agradecerle por retratarlos de una forma mucho más positiva a como nos los han vendido una y otra vez. Los jesuitas que enseñaban en los colegios dejan de ser monstruos de mentalidades retorcidas para ser personas (otra vez, los auténticos protagonistas de los cuentos), con su vocación auténtica o no, con su amor por la historia o su incapacidad de asumir el ritmo al que la sociedad se transforma, caso este último de la narración que da título al conjunto: Un mortal sin pirueta, al margen de otras consideraciones psicológica y socialmente complicadas.

            Bertie en el Neckar y Una pieza para Goethe (o Goethe ante la mujer de hielo) son, marcando la diferencia, dos relatos donde la literatura alemana cobra protagonismo y el pasado impone su paisaje de fondo a las figuras. Pero no se trata de dos excepciones en la obra, la realidad es que la cultura alemana, la literatura y la filosofía son agua de una lluvia permanente y finísima que cala todo lo escrito, revelando un evidente apego del autor a la cultura germana. Se agradecen estos dos pequeños paréntesis, estas dos especialidades por cuanto tienen de reflexivo y de cuidadoso. El hombre deja de ser, por una vez, el comerciante, el ministro, el funcionario, para poner de relieve aquello que le da vida como ser divino de la creación: la fascinación, el arte, la literatura, su obsesión auténtica. Lo que subyace bajo la capa de carne, huesos y vasos linfáticos. El romanticismo alemán resuena con unas delicadas campanillas de sonido prístino, con unos lentos y suaves paseos por las cuerdas de un violín antiguo.

            Todos son cuentos para adultos, escritos por un adulto que vuelve a ser el adolescente que fue una vez para poder mirar de nuevo aquello que sucedió con unos ojos veinte años más sabios. Todos son pequeñas joyas en las que hay que detenerse cuidadosamente. Hay que pensar los cuentos de Ernesto Calabuig y no porque él se empeñe en hacerlos complicados, sino porque, como buen amante de la filosofía, quiere hacer pensar. Bajo los dramas cotidianos está el hombre/mujer real. Y es quien late en estas líneas. Lo etéreo se vuelve concreto. El espíritu se hace carne. Y el día a día, cuento.

            «¡Ahí estás. Por fin. En el reino de las palabras. Ahí estás, por fin, amigo de lo excelso. Entre lo sagrado y los hombres. ¿No lo querías?! ¡Cógelo, Bertie, cógelo! ¿No dices que lo querías? Vale mucho. Vale mucho, si se sabe«. (Bertie en el Neckar, página 17).

            «Y a los chicos no los desanimo. Después de todo, intento animarles, y les digo que la Filosofía es importante, y que no renuncien jamás a lo importante por mucho que el mundo vaya por otro lado. En realidad el mundo siempre fue por otro lado y los filósofos tratando de atraparlo a la carrera, pensarlo, comprenderlo, explicarlo«. (Una nueva manera de mirar, páginas 69-70).

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.