Miguel García Posada
La ausencia
Algaida. 2010
Un viaje interior a través de los recuerdos
Haber vivido en un pueblo ofrece ciertas ventajas. Por ejemplo, una permanencia más viva de la memoria histórica. Es el caso del protagonista y a la vez narrador de esta interesante novela.
El creador de esta historia es Miguel García Posada que goza de merecido prestigio por ser uno de los sólidos críticos literarios en nuestra lengua, además de autor de excelentes ensayos y estudios sobre el variado abanico temático; prosa y poesía,
Satisface que García Posada se pueda sumar a otros buenos novelistas como Julio M. de la Rosa con la reedición de Fin de semana en Etruria y José María Vaz de Soto con El infierno y la brisa; necesario para recuperar nuestra memoria literaria. Compromiso literario al que es objetivamente necesario sumar autores como Antonio Rodriguez Almodóvar con Si el corazón pensara, Isaac Rosa y su El vano ayer y Andrés Pérez Domínguez con El violinista de Mauthausen, buenos escritores testigos de historias para no olvidar en esta justa recuperación de La Memoria Histórica, pese a quien pese.
Y es que aquella posguerra de larga noche de piedra bajo el nacional-catolicismo con Francisco Franco bajo palio, puede ofrecer toda una serie de relatos y crónicas de valor que, aunque dentro del mundo de la ficción literaria -muchos no lo están teniendo en cuenta-, vienen aportando una justa, necesaria y rica vivencia de aquel inolvidable mundo tenebroso que fue la represión, el sinvivir de millones de mujeres y hombres con o sin antecedentes republicanos, a veces inventados por los triunfadores, que por “suerte” de haber sobrevivido a las matanzas, junto con nuevas generaciones con mayor o menos compromiso, asumieron el ideal de luchar por la democracia.
En esta atmósfera de ficción y realidad histórica, -que no conviene rebujarla con esa desbordante ”Novela histórica” meramente comercial-, se sitúa con buen pulso La ausencia de García Posada. Como modelo un pueblo de Andalucía con el que refrescar la memoria de lo que de significó el terror y la miseria en las poblaciones del sur bajo la triunfal dictadura con protección divina. Vidas de amores y desgarros en aquella interminable posguerra donde los perdedores republicanos soportaron la exaltada y corrupta dictadura del nacional catolicismo, depravación protegida de gloria santificada semejante a tantas otras dictaduras sin excepción alguna.
Amplia galería de retratos se sucede en la narración. En ella no falta junto a la espléndida personalidad de Isabel, tía del narrador, ese cura colérico e incontenido follador de sacristía, el alcalde perpetuo, la Doña Perfecta de turno, el tonto, los señoritos violadores protegidos, un satánico y patriotero jefe de la policía local de culona tendencia, encabezan una larga lista, fresco esperpento, que en ningún momento de la narración adultera la realidad de los hechos que tan cotidianos fueron por aquellos “Años triunfales”
Es otro capitulo de memoria recuperada, que recrea vivencias sin odio ni caer en un realismo demagógico. Se impone el estilo hasta en las escenas de mayor muestra de cascarrias. Todo un doloroso calvario de nuestra reciente historia. Esa que se puede adjudicar a la geografía del sur sin poder ser etiquetada de perversa y falsa.