Cuando una persona tiene antecedentes familiares de cáncer, la preocupación por desarrollar la enfermedad puede hacer que se niegue a someterse a pruebas preventivas. El asesoramiento de las unidades de consejo genético disminuye su inquietud pero, hasta ahora, no se sabía cuánto. Un equipo científico ha validado la ‘Escala de Preocupación por el Cáncer’ (EPC), la primera en castellano, para evaluarlo.
“Una excesiva preocupación por el cáncer puede desencadenar dos comportamientos: que la persona se realice excesivas pruebas diagnósticas innecesarias o que no quiera realizarse ninguna por miedo a descubrir que padece cáncer”, explica a SINC Esther Cabrera, autora principal del estudio y directora de la Escuela Superiorde Ciencias de la Salud (UPF) del TecnoCampus Mataró-Maresme (Barcelona).
El asesoramiento genético, en el caso de pacientes con antecedentes familiares de la enfermedad, resulta adecuado para disminuir esta intranquilidad. Sin embargo, hasta ahora no existía ninguna herramienta en castellano que pudiera evaluar la efectividad de esta iniciativa, ni ningún instrumento que evaluara la preocupación a padecer la enfermedad.
“Yo podía decir que el consejo genético iba muy bien pero no lo podía medir”, señala a SINC Ignacio Blanco, otro de los autores de la investigación y director de la Unidad de Consejo Genético del Instituto Catalán de Oncología (ICO) de Barcelona. Ahora cuenta con la ‘Escala de Preocupación por el Cáncer’ (EPC) y gracias a ella, “puedo saber que, tras el asesoramiento genético, no aumenta el grado de preocupación de los pacientes, sino al contrario”, añade.
El estudio, publicado en Medicina Clínica, demuestra que la EPC es una escala válida y fiable para evaluar la preocupación por el cáncer en personas sanas. Se trata de una traducción y una adaptación cultural de la herramienta anglosajona Cancer Worry Scale: seis preguntas con un intervalo de preocupación que oscila entre 6 (mínima) y 24 (máxima).
Del psicólogo al médico de cabecera
La investigación se llevó a cabo en 212 mujeres sanas con antecedentes de cáncer de mama que acudieron a la Unidad de Consejo Genético del ICO. Antes de que los expertos analizaran su árbol genealógico, las pacientes respondieron las preguntas del test. Tras el consejo genético, al cabo de varios días, los investigadores volvieron a repartir las escalas y comprobaron la efectividad de la intervención
Una de las ventajas de la herramienta es que puede utilizarse en cualquiera de las áreas médicas a las que acuda el paciente: psicología, oncología o incluso medicina primaria. “La escala puede usarse en atención primaria o especializada como instrumento de cribado en población sana, para identificar individuos con niveles elevados de preocupación por el cáncer”, afirman los investigadores.
La sencillez de sus preguntas (por ejemplo, “¿Hasta qué punto le preocupa la posibilidad de desarrollar cáncer algún día?”) y de sus respuestas (“Nada/Un poco/ Bastante/Muchísimo”) permiten objetivar con facilidad “algo que resulta difícil de medir”, declara Esther Cabrera.
La herramienta se demuestra eficaz para alertar a los profesionales de la salud sobre determinados pacientes sanos reticentes a someterse a pruebas preventivas. “En muchas ocasiones esta preocupación está relacionada con la decisión de adoptar o no medidas preventivas para evitar el cáncer, o bien para diagnosticarlo en fases muy tempranas”, indica la experta.
Los investigadores aseguran, además, que la herramienta servirá para comparar y conocer los factores que modifican el grado de preocupación en diferentes poblaciones. Con ella se podrán también personalizar intervenciones educativas que mejoren la calidad de vida de las personas.
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Referencia bibliográfica:
Esther Cabrera, Adelaida Zabalegui, Ignacio Blanco. “Versión española de la Cancer Worry Scale (Escala de Preocupación por el Cáncer: adaptación cultural y análisis de la validez y la fiabilidad). Medicina Clínica 136 (1). DOI:10.1016/j.medcli.2010.04.015.
Fuente: SINC