Antología poética por Palestina
Edición y prólogo
Ana Patricia Santaella
Inmaculada Calderón
Esta rica, variada y reivindicativa antología para “derribar muros” que impiden el vivir diario y las libertades, canta y señala, como vive y sufre un pueblo en su misma tierra. Y coincide en este caso, con el vigésimo aniversario de la caída del tristemente célebre el Muro de Berlín, cuya historia, a igual que el Holocausto provocado por el nazismo hitleriano en la II Guerra Mundial, ninguna memoria humana que por ello se tenga de lúcida puede o debe olvidar. De aquí el valor humano y poético de esta antología, fruto de la voluntad y coraje dos mujeres responsables, autoras de la edición que vienen mostrando una vitalidad promocional asombrosa.
Una antología compuesta por un centenar de poetas, reparto a partes iguales entre poetas varones, poetas hembras (me niego a la definición clasificatoria de “poetas ““poetisas”), donde cualquier parecido con los repartos de cargos y deberes –espero- no sea copiado de ese otro que han implantado los partidos políticos para dar ejemplo ¿democrático e igualitario?, que despierta bastante sospecha y por lo tanto si verdadero. Pero dejemos la política “democrática” de darle al botoncito para votar en los parlamentos, mas cobrar nómina y kilometraje.
Mas no todo este centenar de poetas ofrece la misma calidad lírica. Escribo lírica porque una parte de estos poemas están poseídos de un delicado palpitar poético conmovedor y sentido. Otro número de poemas muestra poetas con exacto sentido del compromiso social y político. Y queda, no un resto, sino, aquellos otros, que ponen empeño y compromiso sin tener en cuenta, que la poesía no admite el subdesarrollo ni el voluntarismo. Y esto del subdesarrollo lo dejó muy claro el gran poeta Pablo Neruda que, recuerdo no era de derechas que se diga. Y no hablemos si acudimos para esto del voluntarismo a Juan Ramón Jiménez. Poeta en tiempo y escritura, honestamente comprometido con la II República española, la libertad de expresión y lo insobornable en poesía.
Dejemos claro no obstante, que el conjunto, la intención de denuncia y protesta, es un desafío contra esa situación sangrienta, injusta e indigna en la que vive el pueblo palestino, contiene un alto contenido humano en una sociedad cada día más deshumanizada. Por ello no es necesario resaltar unos de otros poetas de este centenar La importancia y protagonismo de la antología le corresponde a los efectos palpitantes de la incansable acción de sus editoras por toda una amplia geografía donde la va presentando, para ir recibiendo adhesiones voluntarias y libres sin consignas ortodoxas y sectarias.
Como con toda justicia escribe en el prólogo una de las antóloga, Inmaculada Calderón, “La tragedia del pueblo palestino es para muchos de nuestros autores negra agonía, la franja geográfica se torna brecha oscura, sima en la que, desgraciadamente, los símiles y las metáforas infernales no son tales, sino cruda y sangrante realidad”