Cultura

Versos vivos en Carmen Ramos

Las estrellas han hallado otra forma de morir, de Carmen RamosMe llamo Carmen. / Tengo 43 años. / Soy economista. / Poca cosa pensarás / digo sobre mí. / Poco más. / Si al menos / oyeras mi voz / sería algo… De esta manera nos está diciendo la poeta Carmen Ramos, en su segundo libro de poemas, Las estrellas han hallado otra forma de morir, (Guadalturia Ediciones) que la sintamos, que la estrujemos entre nuestros brazos para que la viveza se acreciente y como un solo ser acojamos el dolor que une y lo elevemos al color de la inocencia. Y es que entre cosido y cosido, la olontense va hilvanando las palabras a modo de un rosario plateado en el que las cuentas cuentan acerca del vacío que erosiona los latidos del corazón, sobre el páramo en donde descansan a distancia los útiles para embellecer rostros opacos, la consistencia de la raíz que es causa de tantas causas. Vino un tiempo oscuro después de ti. / Un tiempo lento donde desorientados, / faltos de alas, no supimos cómo buscarte. / Vino un tiempo en que la tierra / como fango nos sepultó a todos / y quedamos con los ojos cegados…

Me llamo Carmen. / Tengo 43 años. / Y si / alguna vez quisiste / ser yo tengo / que advertirte / que lloro más / que ningún otro… Así nos insiste Carmen Ramos, en su segunda obra poética, Las estrellas han hallado otra forma de morir, que la notemos, que la ciñamos como las volutas del sándalo envuelven absolutamente todos los rincones de la estancia en donde habita el alma. Porque la que guarda cuna en Gibraleón, va madurando el tiempo en un ejercicio constante de meditación, que la sitúa inevitablemente por esa senda en la que del báculo brotan tallos sin explicación aparente alguna; que del aroma de las marismas ya se ocupa quien se atreve a tutearle a la rapsoda. Escribe Carmen: Podría contarte / lo altas que están, / lo guapas que son, / con su alegría de Noche de Reyes, / esa que solo conoce quien / ha sido niño de verdad… Pero cómo decirte / que desde que llegaron / amasamos a conciencia nuestros corazones / hasta dejarlos como una galleta, / comestible, dúctil, redonda. / Todo para que no se olviden de ti.

Me llamo Carmen. / Tengo 43 años. / Y me lo repito / hoy como un mantra / de trote viejo, cansino. / Quizás me lo repito / para no olvidarme, / para no olvidarte. / Me llamo Carmen. / Tengo 43 años. / Soy yo. En consecuencia, nos hace la revelación Carmen Ramos, poeta, en su segundo poemario, Las estrellas han hallado otra forma de morir, de la necesidad propia para que sobre las estrellas dibujemos rías que desprendan el olor de la espuma de la sal, de la que broten idilios en noches de luna clara, en la que graviten gaviotas sobre la arena remojada por estelas de agua…un revuelo de olas que suavicen la memoria, que cicatricen aflicciones. Que la de “Gibra” -como a ella le gusta denominar a su terruño natural- tiene, al igual que Emily Dickinson, los versos vivos, más vivos que nunca: Ese sueño líquido que me inquieta: / Todo abandonado, ruinas, roto, feliz. / “¡El mar ha vuelto! / ¡El mar ha vuelto!” / Se escucha gritar a las piedras / mientras chocan felices sus cantos, / jugando entre las renacidas olas.

Pues, que quienes se adentren en esta nueva obra de Carmen Ramos, Las estrellas han hallado otra forma de morir, saldrán de ella, sin duda, empapados de ternura: Ya no consigo recordarme / en aquella niña de coletas / calcetines largos, kiowas / y uniforme. / Si el amor, como un estilete, / hirió mi costado, / ella no se ha enterado. Y con su fruto, nos deja una promesa la mujer que acostumbra a echar a volar estrofas desde su campo llano, desde su llaneza: Dibujaré / una mariposa / sobre cada uno de mis arrebatos.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.