No tengas miedo: vive el ahora. La vida, es más o menos difícil dependiendo de las circunstancias y del momento. La realidad es que seguro que en más de una ocasión te has quedado sin palabras al comprobar que la mala suerte parece haberse cebado con alguna persona en concreto.
Hay cosas que no se entienden del todo, temas que nos trascienden y todavía más, en una sociedad en la que es muy difícil pensar en aquello que está más allá de nosotros mismos. Más allá de esta cuestión, hoy me gustaría mandarte un mensaje positivo: Vive el ahora, no tengas miedo. Se habla mucho de la modernidad, pero es curioso que el ser humano de hoy día arrastra más fobias y temores que un hombre medieval.
Miedo al desempleo, a la soledad, al desamor, al rechazo social, a los espacios cerrados, a la pobreza… Existen tantas limitaciones que no sé hasta qué punto se puede vivir de verdad con toda esa carga sobre las espaldas. Existe una realidad y es que más allá de que el ser humano es único e irrepetible, también es verdad, que es temporal.
Por tanto, la existencia humana tiene fecha de caducidad, principio y final. Así de duro y de trágico al mismo tiempo, pero a la vez, así de bonito porque gracias a ese hecho, puedes tomar conciencia del valor que tiene cada minuto y cada segundo. No tengas miedo de vivir, porque con temor o sin él, la realidad es que el calendario avanza de manera irremediable.
En relación con el amor, me gustaría animarte a liberarte del miedo que te produce expresar sentimientos, hacer frente al posible rechazo de la otra persona, o simplemente, el miedo que te da soñar. Soñar con que algo que deseas de verdad pueda pasar. Si no lo intentas nunca sabrás dónde podrás llegar. La vida es larga y corta al mismo tiempo. Pero es mejor que la aproveches, y te permitas convertir tu vida en aquello que de verdad te haga feliz.
No importa el precio que tengas que pagar por conseguirlo. ¿Estás enamorado? Haz algo por demostrárselo a la otra persona. ¿Tienes dudas? Entonces, no importa, date tu espacio para conocer al otro y así aclarar tus sentimientos. Dentro de dos mil años, nadie nos recordará, por ello, piensa únicamente en la historia que tú te llevarás al más allá en el último día.
Lejos de tragedias, a veces, hay que tomar conciencia de la temporalidad para aprender a querer mejor con menos orgullo, menos vanidad y también, con más esperanza. Déjate llevar por esa magia que fluye dentro de ti sin que te des cuenta.