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O como decía una señora a la que entrevistaban: “… aquí estoy pidiéndole al Señor que el fuego no baje al pueblo”. ¡Ay! Si no llega a ser por la gente y los medios que se emplearon para impedirlo, no quiero ni contarlo.
Interceder ¿ante quién? La nota de prensa no lo aclara ¿Ante Dios? ¿Ante el presidente del Gobierno de Canarias o del Cabildo? ¿Ante los alcaldes de los distintos municipios?
De nuevo se repite este tipo de actos pertenecientes a una larga serie de antiguas supercherías y creencias basadas en un falso concepto de la fe de las que no tiene culpa el pueblo sencillo, sino más bien quien las difunde y las alimenta, que no es otro que el excolega de turno.
Me quedé atónito y perplejo porque se siguen agarrando a unas prácticas medievales. Bien es cierto que los que están en el poder actualmente (políticos y obispos) se han subido a la máquina del tiempo con un objetivo claro: arrastrar a la gente al pasado. Aquí el progreso de cualquier tipo y en cualquier forma hay que empobrecerlo, y que pase hambre para que se muera.
Lo verdaderamente cierto y triste es que el fuego sigue vivo y no, no es la Virgen quien lo va a apagar. El clero sigue desviando y haciendo desviar la mirada hacia el cielo o hacia esculturas inertes para que resuelvan los problemas de los humanos. En el caso que nos ocupa, adonde hay que dirigir las miradas y acometer acciones efectivas y prácticas es hacia el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife. Es a los representantes de ambas instituciones a quienes hay que pedir responsabilidades para que esto no vuelva a suceder (una vez más). Por cierto, pregunto otra vez: ¿se sabe algo del pirómano-asesino de tamaña desgracia? ¿Se ha investigado algo? A la espera estamos.
Ahora es el momento de decirles, ya que por lo visto no se enteran, que los incendios se apagan o no adquieren grandes proporciones con unas medidas preventivas: limpiar los montes de hojarasca y pinocha en invierno, dando trabajo a la gente; aumentar el material contra incendios: hidroaviones, helicópteros y lo que haga falta. Todo esfuerzo económico es poco para salvaguardar nuestros montes, porque ni la Virgen ni Cristo ni otro santo, bajo la advocación que sea, nos van a salvar de la quema por mucho que los saquen a las plazas. Y ya puestos, los políticos podrían gastarse unas perras haciendo un gran homenaje a los bomberos y a todo el personal que se ha jugado la vida y ha luchado en todo momento para que el fuego se extinguiera completamente, que todavía se está en ello. Y si los excolegas quieren procesiones, que saquen a todos esos héroes.
¡Qué cansina manía de escudarse en lo falsamente religioso como forma de eludir los grandes problemas y no darles la solución apropiada!
P. D.: La foto de Rajoy detrás del Apóstol Santiago lo dice todo. ¡¡Así nos va!!