No somos más que animales raros atrapados en zoológicos civiles; detrás de los paneles de nuestros cubiles se nos puede contemplar, sedentarios, fatigados, engordando y acumulando azúcar en las venas; vueltos unos locos de atar dentro de las jaulas tejidas por la propia cabeza.
Nuestros métodos de ligue son deprimentes, damos lástima, somos hijos de madres solteras y de padres borrachos y de extraños que alquilan vientres.
Tabla de contenido ocultarLos piojos, las ladillas, la biebermanía, cualquier roña se nos pega y nos chupa la vida y la cartera.
Las moscas nos hostigan todo el día pues las atrae la hediondez de los cadáveres del clóset y la pestilencia de nuestras ideologías, entre otras emanaciones dañinas, corrosivas y humillantes.
Espantamos los bichos y los insectos agitando enérgicamente el rabo o dando patadas de ahogado, o usando los cuernos o lo que sea, y hasta nos los tragamos si se presta la manera, somos orgullosa y asquerosamente universales a la hora de la cena, mostramos los dientes para vernos valientes ante los más fuertes de la manada.
Nos da miedo andar solos, ser libres y pensar, por lo cual organizamos reuniones laborales, complots, clubes sociales y fiestas.
Nos creemos muy listos; sin embargo, somos tan poco interesantes que ni los putos aliens se molestarían en cruzar la galaxia para venir a desentrañar los misterios de nuestras ciencias.