El día a día nos aleja de esa labor de escuchar a los trabajadores. Esto se va a traducir en que la empresa no se aprovechará al máximo de ellos. ¿Quién mejor que el propio operario va a saber qué necesita para poder mejorar su labor? Seguro que la rutina les proporciona innumerables ideas que si no somos capaces de escucharlas, jamás se implementarán. Los trabajadores, vendrán a su trabajo, lo llevarán a cabo y cuando finalice su horario, se irán a casa.
Las organizaciones precisan que sus trabajadores se involucren más con ellas.
Lógicamente, habrá que dotarles de las herramientas necesarias para que puedan hacerlo. No todas las personas tienen ideas que aportar y/o desarrollar. Sin embargo, habrá quien pueda aportar grandes ideas y solo necesitarán el apoyo necesario para que puedan ponerlas en marcha. Las ideas surgen y se tienen que desarrollar en el momento en el que viene la inspiración. Así, que debéis incentivar que las personas con motivación y ganas de crear cosas no duden en dedicar parte de su tiempo a meditar sobre ellas para poder ponerlas en marcha.
Por lo tanto, es necesario que creéis las infraestructuras posibles para que esto sea posible y flexibilicéis vuestras políticas laborales para que, dentro de la jornada laboral, aquellos trabajadores que quieran, puedan desarrollar ideas innovadoras que ayuden a la mejora continua de la compañía.
Crear nuevas ideas y desarrollarlas supone arriesgarse para ver hasta donde puede llegar la misma. Las empresas tienen que aceptar este riesgo que conlleva el poner en marcha este tipo de iniciativas.
Vuestra compañía marcará la diferencia también si les permitís tomar la iniciativa en los temas para los que se consideren capacitados. Será algo que se pueda desarrollar y que permita a la empresa adelantarse a las circunstancias y buscar alternativas cuando parezca que no hay ninguna.
Personalmente, considero que se debería promover la delegación de tareas, que permitirá que las personas se sientan parte importante de la misma y vean en la empresa, el mejor sitio para seguir creciendo.
Pero tampoco hay que esperar a que los trabajadores vengan a nosotros con las ideas. Se pueden crear sesiones de lluvias de ideas entre ellos para que en un período de tiempo limitado pongan todo su empeño en sacar las ideas que llevan en su interior para posteriormente hacer una criba de las más brillantes entre todos los participantes mediante el consenso encontrando los pros y los contras de cada una ellas. Habrá quienes pensarán que es una pérdida de tiempo. Pero todo ha de conllevar una clara mejora para la empresa.
Implantar foros de participación en las organizaciones va a conseguir que se instaure un buen ambiente entre los trabajadores que hará que la gente, de forma espontánea, se interese en participar en este tipo de iniciativas.
Así, a la gente se le permite desarrollarse a nivel profesional y se van a involucrar mucho más porque van a sentirse a gusto y van a disfrutar con parte de su trabajo.
Esto es algo que se tiene que impulsar desde la cúpula directiva e irse implantando poco a poco, dando pequeños pasos que se vayan consolidando en el tiempo. Esto no se puede conseguir de la noche a la mañana. Hay que preparar a la organización al completo para poder imbuirse en esta filosofía creativa global que va a necesitar que todos la apoyen.
Otro factor que suele ocurrir es que la gente muchas veces tiene miedo a sacar sus ideas por pensar que van a ser rechazados e incomprendidos por sus organizaciones. Es más, esto aun pasa en muchas organizaciones poniendo trabas a que la gente pueda crear.
Por ello, es muy importante escuchar los mensajes que transmiten los trabajadores y saber comprender sus inquietudes porque a veces pueden aportaros grandes beneficios.
El futuro está en la innovación y la creación, teniendo como abanderado el talento emergente de las personas. Así que debéis dar alas a los “aventureros” que estén capacitados para llevaros lo más lejos posible.
La productividad es hoy en día lo que más importa y las personas son la clave para conseguirla. Con esto, hay que darse cuenta que las personas son el futuro y, por lo tanto, habrá que invertir y creer en ellos. Quien no lo haga, se quedará atrás y continuará sufriendo grandes fugas de talento que, eventualmente, dejarán un gran vacío difícil de cubrir. Podrán llegar nuevos talentos que sustituirán a los que se han ido, sin embargo, hasta que adquieran un nivel productivo adecuado pasarán unos cuantos meses de adaptación a la nueva estructura de la que van a formar parte.
Los avances son necesarios y para ello es preciso contar con personas que los aporten. Así, las empresas han de cambiar el chip y adaptarse a los nuevos tiempos.