Para mi es sencillo decidirlo; puesto que si es Dios quién nos da libertad plena de acción, ateniéndonos a las consecuencias de nuestro propio libre albedrío… la escuela tiene que tener esa libertad; o sea más claro; escuela libre y no condicionada por ninguna ideología o credo del tipo que sea; éstos que establezcan igualmente y libremente sus escuelas y que en ellas enseñen a todo aquel que elija ese credo o esa ideología; eso es sencillamente la libertad del individuo y que tanto se habla de ella, pero que a la hora de la verdad y empezando por el gobierno que soportamos, coarta todo cuanto puede, puesto que se cree dueño del dinero que le entregamos como contribuyentes y pretendiendo incluso guiar nuestro pensamiento; e ignorando que es un simple administrador y que tiene que darnos cuentas exhaustivas de ese dinero que le confiamos… o «nos saca ya confiscatoriamente»; de lo otro (lo inmaterial) es que no tiene derecho a nada, absolutamente nada.
El Gobierno político, tiene que asignar a cada alumno o estudiante la cantidad que sea y a tenor con el grado en que se encuentre; y entregarla mediante cheques a los padres o tutores de esos educandos… y estos y con su libre albedrío, que elijan la escuela que deseen y entreguen allí esos cheques, que no tienen que manipular ni gobiernos ni colegios u organizaciones dedicadas a la enseñanza; puesto que es dinero público y que procede del contribuyente… y es éste el último en disponer de lo que se le retorna con arreglo a leyes justas y por tanto equitativas al máximo.
Relativo a uno de mis recientes artículos sobre el tema; un lector se muestra escéptico totalmente y como en el mismo empleo la ya olvidada palabra… disciplina… me dice: «¿Y quien impondría esta disciplina? ¿Los impresentables profesores, padres, políticos? El problema con la disciplina es que no hay nadie acreditado para ejercerla».
Pienso que… todo no está perdido, lo que ocurre es que está dominado, pero fuera de ese dominio existirán muchas personas conscientes de lo que es su deber y lo ejercerían sin cortapisa. Para ello lo que hay que pedir es la enseñanza libre y que ningún gobierno o credo político, interfiera en la misma; reiterando que el poder político se tiene que limitar a entregar a los padres la cantidad que se fije para cada alumno y que los padres la entreguen a la escuela (del grado que sea, incluido el universitario) que elijan, sin intermediarios algunos; seguro que surgen de nuevo verdaderas escuelas y verdaderos maestros; los que con su prestigio y pasados unos años, establecerían un nuevo sistema o actualizarían lo viejo, puesto que los corrompidos e inútiles, irán desapareciendo por el propio impulso de la selección, que es lo que importa en todo… recuerden la teoría de «la evolución de los especies»; ello es válido para todo el verdadero progreso, puesto que se progresa con esfuerzo, disciplina e inteligencia… no es nada nuevo, simplemente recordarlo, puesto que se puede y se debe hacer. Pero es claro, al que manda no le interesa, puesto que mientras «más tontos o entontecidos», mejor y más cómodo se gobierna; con los más despiertos hay que trabajar más y se les puede engañar mucho menos.