En años anteriores he leído casi toda la literatura artúrica, es decir, las historias medievales (algunas ficticias, otras no tanto, pero todas basadas en el mito real de un jefe britano) referidas al Rey Arturo.
Hacia el final de todas las novelas, los caballeros parten de Camelot para emprender la búsqueda del Santo Grial, la copa de Cristo. Muchos personajes fracasarán en esta empresa por los pecados cometidos. Entre ellos, Lancelot del Lago y Gawain, el sobrino del Rey. Sólo un caballero accederá al Grial y a sus secretos, aunque morirá extasiado en la contemplación. Pero este personaje no es el mismo, sino que difiere según la procedencia de la novela.
En el ciclo francés -inaugurado por Chrétien de Troyes con su novela El Cuento del Grial de 1180– es el caballero Sir Perceval (Percival, Peredur) quien termina la aventura, salva al Rey Pescador y muere sosteniendo la copa sagrada. Este personaje era galés (Perceval le galois) y había accedido a la corte de Arturo por accidente; muchos al principio lo llamaban el Caballero Tonto.
En la novela Parzival (c. 1220) de Wolfram von Eschenbach, es también el mismo caballero quien termina la búsqueda del Grial. Esta novela fue inspirada en la de Chrétien e inmortalizada en la ópera de Richard Wagner, Parsifal. Sin embargo, Wagner le quitó todo el marco referido al mundo artúrico.
Pero en el ciclo inglés de la Vulgata, de 1230, su autor Gautier Map relata otra cosa. Los únicos caballeros que acceden al Grial son Bors, Perceval y Galahad, el hijo de Lancelot, el mejor caballero del mundo. Esto lo repite Thomas Malory en su compendio La muerte de Arturo, de 1485.
Los tres arrivan al castillo del Grial, aunque es Galahad el único en acceder a la visión divina. Posterior a esto, él y Perceval mueren. Sir Bors, en cambio, vuelve a Camelot, relatando lo ocurrido.
Extraído de http://universobabel.blogspot.com