Cultura

El Ardor

No se puede sentir apatía

Cuando seres humanos en masa

Saltan fronteras como hormigas

Buscando una anhelada vida

Que les resulte mas humana.

Quizá en fronteras sean Ceuta y Melilla

O en el cono sur desplazados sin tierra y sin casa,

acaso mientras alguien se baña en Punta Cana

en las afueras la miseria inflama.

posiblemente indigencia en alguna City,

en cantones de lujo, centro de inversiones

tal vez viene el hastío de tanta brillantez

O en sitios exquisitos llegue la depre

Por no tener un vestido marca w, x o ye.

De qué soledad se habla, cuando miles

No tienen morada, niños en decenas

Sin ilusión, huérfanos, desiertos, calcinados.

De qué sirve la autocompasión y ser ingrato,

cuando se tiene todo, al dormir tranquilo

en una nube donde se estira libre dedo a dedo

y al otro día se abren los ojos, se respira hondo

se va a la nevera y se desayuna rico,

se puede sentir el agua fresca en el cuerpo

uno o muchos te dicen hola,

eres aceptado, eres amado, eres reconocido.

El ardor son las ganas, es esa pasión,

No se puede contagiar la indiferencia

Ni alentar la fatiga sin ninguna razón

Quizá el que está vestido, guapo y lleno

Tenga en el fondo alguna obligación

De llenar con un pequeño o gran detalle,

ese vacío de quien necesita o no pide nada.

Y si no nace la efervescencia porque no se quiere,

mínimo se pide el tan escaso y necesario respeto.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.