Cultura

Colombianos por el mundo: Jesús María Stapper

Jesús María Stapper es un colombiano polifacético. En su libro “Un baúl lleno de bienes y otros textos” hace una crítica muy constructiva acerca de los premios nobel otorgados por la Academia sueca.

Jesús María Stapper es un colombiano polifacético

Artista, escritor, periodista, actor, soñador,  pero también es un innovador. Propone una -nueva corriente- en el arte contemporáneo a través de su pintura: “Nuevo surrealismo siglo XXI”.

Ganador de bienal internacional de arte, Salvador de Bahía, Brasil. Lleva muchos años trabajando y proponiendo modelos para la paz de Colombia. Iniciativas para mejorar la situación de los Derechos Humanos en nuestro país.

Es un colombiano que recibe reconocimientos a su obra literaria y artística pero no  cambian su estilo  de –vivir-  desenfadado. Como él lo sostiene, puede dormir en un hotel de cinco estrellas o en una estera porque lo importante de la vida no son las cosas superfluas por las que otras personas queman de manera inútil su cotidianidad, viven inmersos en el bullicio pasajero de los días, en el consumo obligado de las  “necesidades inventadas” que no les dan tiempo de respirar con holgura, mucho menos tienen la posibilidad de: ser.

Se puede encontrar una obra surrealista de Stapper, o un ensayo sobre el vallenato, o un escrito sobre una obra o una persona; pero también, una nutrida creación poética y literaria. Es de los colombianos que crean vanguardia con su pensamiento y su creación porque  sabe que allí donde toca una puerta, ésta se abre, y deja siempre en alto, el nombre de Colombia.

Jesús María, ¿puede contarle a los amigos de este espacio qué le gusta más? ¿Pintar o escribir? Y ¿por qué?

Ambos ejercicios están inmersos  en mi espíritu. Son insoslayables en mi pensamiento. Son “la vida” misma, son mi álter ego –duplicado-,  que me permite vivir. Hierven en mis arterias. Desarrollo las dos actividades de manera simultánea, de forma alterna. Pintar y escribir van asidos de la mano conmigo por donde fuere y a donde llegare.

¿Cómo refleja a Colombia a través del arte?

Colombia es el único paraíso real, pero, también es el paraíso de las contradicciones. Imposible de dimensionar para los propios colombianos  en su riqueza, su grandeza y en sus potencialidades. Dudamos de nosotros y emulamos lo foráneo incluyendo lo mediocre, lo malsano. Tenemos la fe equivocada. Las malformaciones que tenemos las debemos a la clase politiquera colombiana que ha sido corrupta, miserable,  criminal, devastadora. El Pueblo colombiano por sí mismo es inconmensurable. Es lo que mi obra pictórica y literaria pretende enseñarle al Mundo:  ¡Colombia es un país grande, invaluable. Es infinito!

¿Qué piensa del proceso de paz?

Colombia a lo largo de su Era Republicana ha estado anclada y padece moribunda con el maldito estigma de la violencia politiquera. Primero fue  bipartidista. Conocemos  la infamia conservadora que aplicó todo rigor de barbarie, respondida  por  lo liberal. Luego, a partir de mitad del siglo pasado, surgen otros actores no menos beligerantes, incluido el narcotráfico, que permeo todas las esferas del Estado. Hemos padecido gobiernos mafiosos. Eso fue lo que con infortunio recibimos en nuestras generaciones. Llanto y dolor fueron los espejos frente a los cuales nos miramos en nuestra niñez. Por ello, siempre le he apostado y le apostaré a la paz de Colombia. Tengo fe que un día viviremos en armonía, solidaridad y crecimiento sin egoísmo. Me la juego de frente por toda tarea que conduzca, con justicia, sin corrupción,  a la paz de nuestro país y del mundo. Por ende apoyo este proceso y los que fueren necesarios. Siempre me pregunto: Y, ¿Qué país le dejaremos nosotros a las generaciones venideras… a la niñez del porvenir? ¿Será acaso la misma Patria cargada de sangre y muerte?

El Pueblo colombiano por sí mismo es inconmensurable

¿Nos puede contar de su origen alemán?

Por circunstancias del Hombre en sus búsquedas, en necesaria trashumancia, llegó un día cualquiera a un pueblo enclavado en la cordillera oriental  llamado Cáchira en Norte de Santander de Colombia una familia apellidada Stapper. Ese es el origen de nuestra existencia en Colombia.

¿Qué piensa de la mujer latinoamericana?

De la mujer latinoamericana pienso lo mejor de lo mejor. Bella. Sensual. Inteligente. Capaz. Valiente. Imponderable. Única. Lo más sublime que nuestros ojos ven… que nuestras miradas palpan. Las mujeres latinoamericanas son nuestro verdadero privilegio. No en vano vendrá pronto mi libro: Detrás de la persiana. –Un canto a la mujer-. Esta obra es el homenaje más grande hecho a la mujer desde la literatura.

¿Puede contarnos acerca de su nueva propuesta  en el arte colombiano?

Soy surrealista. Vivo en las nebulosas de mis mundos oníricos. Sueño porque sólo soy un sueño. Sueño para soñar que sueño. Ambulo entre los pertrechos surrealistas del Manifiesto de André Bretón y su maravillosa gallada. No obstante, sin desligarme,  estoy a contracorriente. Por ello, a través de mi pintura, que es un hallazgo de nuevas dimensiones, de paraísos vigentes, de primaveras continúas, entrego con mi creación un nuevo perfil de este grande ismo, propuesta que denomino: “Nuevo surrealismo siglo XXI”. Y, con categoría, se genera desde Colombia para el Mundo.

En su libro “Un baúl lleno de bienes y otros textos” hace una crítica muy constructiva acerca de los premios Nobel otorgados por la Academia sueca. ¿Cree usted qué estos premios pueden orientar  un cambio  político y social favorable, por las masas de seguidores que tiene un galardonado, y que esta Academia debiera de ser más responsable a la hora de elegir  un líder mundial, en todas las áreas que nomina a ganadores en las distintas disciplinas?

Todo lo creado por el Hombre es permeable, contradictorio, cuestionable. No existe algo generado a partir de la Especie humana que no contenga ambigüedad, injusticia, por altruista  que fuere la intención creativa.

El Premio Nobel es el máximo galardón que ostenta un ser humano en cualquiera de las disciplinas del saber en que se otorga. Tanto que supera con creces el estatus de santo (pedestal otorgado por el idealismo). No obstante, han saltado a la palestra, como en todo lo humano, indicios de corrupción y privilegios en sus nominados y ganadores.

Se cuestiona por ejemplo, cómo Barak Obama, Presidente de Estados Unidos, fue elegido  y de inmediato recibió el Premio Nobel de La Paz. Sin embargo vemos que asiste de manera cruenta con su arsenal de guerra estadounidense sobre otras naciones desventuradas (allende las causas) causando horror y muerte y desolación.

Creo que un ganador de un Premio Nobel de Paz no puede matar a otro ser humano, empero, tampoco, puede ni debe mandar asesinar.

Por ende en literatura, que es mi mundo, se cuestiona también la forma como se han otorgado algunos premios. Ocurre que  en cuanto a selección  de obras literarias por libros o por creaciones completas, se generan convocatorias para participar, pero los ganadores ya han sido seleccionados antes de redactar las condiciones para aspirar al  galardón. En el mundo abundan miles de “figurines literarios” que han ganado muchos galardones pero que aún no han escrito una obra valiosa. De esta malformación La Academia Sueca debe cuidar su Premio Nobel, con énfasis en literatura. Los aportes que le haga a la humanidad cada respectivo ganador le corresponden directamente a la persona que lo ostenta decidir si lo hace o no. En cuanto a mí respecta, yo solo trabajo en silencio desde el ostracismo, vivo a la periferia del mundo y de la fama. Sólo mi obra dirá.

¿Su reciente libro de poesía “Carretera hecha a mano” es otra de sus vanguardias, es poesía de bolsillo o son Haikus?

Respondo por lo que escribo. Cada lector es responsable por lo que entiende y la aplicación que dé a mi palabra. Creo que mi libro “Carretera hecha a mano” no es un libro de bolsillo, como tal, pero tampoco son poemas –hayku-s-. Según algunos académicos y críticos, aunque son escritos de dos versos, no están   matriculados con alguna escuela, son poemas de alto vuelo literario. No juzgo mi obra. En realidad  le corresponde hacerlo a cada lector. Lo que si “exijo” a quien lee mi literatura, es que juzgue mi obra con rigor literario y que sólo le otorgue lo que merece, nada más. He aquí dos poemas de este libro, ustedes dirán: “Tengo en mi ser arena limpia para fundar un planeta / miro al infinito y no hallo un desierto para guardarla”. Y “El puente… a lo lejos la voz triste de un planeta desconocido / atrapado en los desvelos ve las rutas invariables de la noche”.

Gracias por permitir a los lectores de este espacio que conozcan más de su obra y  a otro gran colombiano.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.