De la ciudad al campo
Cada día más personas abandonan la ciudad para rehacer su vida en el campo. Se trata de hombres, mujeres e incluso familias enteras que buscan vivir de una forma más sostenible. Son los protagonistas del llamado “éxodo urbano”, un fenómeno que se ha incrementado con la crisis económica en España y que se erige como alternativa a un modo de vida hasta ahora gobernado por el consumo desmedido, la contaminación y las prisas.
En la actualidad la población rural constituye menos del 20% del total, a pesar de que el campo ocupa el 90% del territorio. La emigración de gente del campo a la ciudad, sobre todo en las últimas décadas, dejó a las aldeas y pueblos de España casi deshabitados. Sin embargo, ahora esta tendencia se ha invertido debido, entre otros motivos, a los altos índices de desempleo y a la búsqueda de una vida en contacto con la naturaleza.
El campo se ha convertido en un espacio atrayente para estos pioneros del regreso al mundo rural. Son personas cualificadas y con experiencia laboral que pretenden aplicar sus conocimientos y nuevas tecnologías a negocios viables que respeten el medioambiente. Es el caso de Marta, una joven ingeniera desempleada que se fue de la ciudad para trabajar en una pequeña aldea asturiana que solicitaba un experto en su especialidad de ingeniería agrícola. Juan Luis también decidió llevar a cabo una actividad relacionada con el campo y, tras 20 años dedicados a la publicidad, compró una quesería en un pueblo cercano a Madrid. Á‰l y su mujer elaboran queso de cabra de una raza de la que quedan pocos ejemplares. Con ello, buscan el mantenimiento de la raza y han situado dos de sus productos entre los mejores quesos de cabra del mundo.
Son personas que muestran cómo se puede vivir lejos de las ciudades y desarrollar negocios exitosos y sostenibles. Este es el objetivo de Juan Antonio Valladares, licenciado y doctor en Biología que regresó al campo para ser ganadero. Afirma que, para él, lo importante es “dignificar al campesinado y fijar población en las áreas rurales”. Se dedica al ganado ecológico y es impulsor de una asociación que promueve el desarrollo rural llamada Foro Asturias Sostenible (FAS). Esta red de pequeños productores locales está comprometida con la conservación de la naturaleza y con el comercio justo. Favorecen el mantenimiento y la explotación del medio agrario, siempre mediante técnicas tradicionales y ecológicas, y fomentan el consumo responsable. Para ello el productor fija un precio acorde a sus gastos y su trabajo, que lleva a cabo con pocos animales bien cuidados y que origina productos de alta calidad. Además el FAS mantiene una red de consumidores comprometidos que se organizan para adquirir los alimentos de forma que no hacen falta intermediarios.
Repoblar las zonas rurales es también uno de los objetivos de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, que ha llevado a cabo proyectos de formación y asesoramiento sobre las posibilidades de negocio y la vida en el campo. Para Odile Rodríguez de la Fuente, directora de la Fundación, el nuevo éxodo representa “el camino de vuelta a casa” y afirma que las personas que abandonan el asfalto “impulsados por el entusiasmo y la iniciativa nos demuestran cómo reinventarnos con la gran riqueza de nuestro país: paisajes, alimentos, calidad y cooperación”.
Ante la desesperanza que provoca en muchos la situación económica y social que se vive en España, aparece un nuevo escenario en el que surgen cada vez más iniciativas innovadoras. La ciudad ya no es el reflejo del logro ni el campo de la resignación. Ahora el mundo rural simboliza calidad de vida, desarrollo sostenible y colaboración. Ya son muchas las personas que han decidido sumarse a este éxodo inverso, aunque con una visión renovada y moderna. Evidencian así que construir una economía sólida y apostar por la sostenibilidad y el mantenimiento de la naturaleza es posible.