Dibujos y fragmentos póstumos. Charles Baudelaire. Sexto Piso.
“El Dandy debe aspirar a ser sublime sin interrupción. Debe vivir y dormir frente a un espejo”.
”En el mal gusto hay algo embriagante, el placer aristocrático de no gustar”. Página 124.
“Hay personas que sólo se divierten en manada.
El héroe verdadero se divierte solo”.
El volumen que nos ocupa es una delicatesen, una pieza exquisita para paladear lenta y adecuadamente. En él se dan cita dibujos del famoso autor francés con algunos fragmentos dispersos de su obra, fragmentos inacabados, desde aforismos a declaraciones de intenciones, pasando por posibles títulos y temas para novelas aún por desarrollar.
La potencia de ambas partes de la obra es indiscutible. La fuerza de Baudelaire está intacta y resulta tan poético, simbólico y controvertido como lo fuera en el siglo XIX, y Las flores del mal siguen evidenciándolo para todos aquellos que quieren acercarse a ellas. Entre todos estos textos están, por cierto, las introducciones que escribiera para las diferentes ediciones de la obra, en las que, repetidamente, hace la reflexión sobre la inutilidad de su propia introducción pues, aquellos que entenderán el objetivo y la naturaleza de sus versos no necesitarán explicación alguna. Y aquellos que no lo hayan entendido ya no harán por mucho que él se detenga en dar aclaraciones y pistas.
La polémica está servida con numerosas afirmaciones como: “Lo mismo ocurre en política, el verdadero santo es aquél que azota y mata al pueblo por el bien del pueblo”. Página 134.
O bien: “Cuanto más decente es el estilo, menos decentes son las ideas”. Página 295.
Pero Charles Baudelaire no buscaba gustar, como ya se desprende de las primeras citas elegidas en esta reseña, sino alcanzar la verdad, el vínculo con lo espiritual o lo que va más allá de lo meramente, llámele aristocracia, símbolo, verso, lenguaje mágico o de cualquier otra forma. Su preocupación por vincular el trabajo con la espiritualidad, sus propósitos de trabajar abundantemente para estar cada vez mejor (y para poder pagar a sus acreedores) son constantes.
“La mística es el vínculo entre el paganismo y el Cristianismo”. Página 161.
Desde luego no pasará desapercibida su notoria misoginia, aunque no cabe duda de su adoración por las mujeres, a quienes retrata una y otra vez. Si bien critica duramente a George Sand, y en sus textos no encontramos nada que las “absuelva” por su vulgaridad (llega a decir que hay dos lugares en los que se debe pagar por tener el derecho a gastar, las letrinas y las mujeres). Es fácil preguntarse qué habría pensado Baudelaire de haber conocido la tendencia a la igualdad en derechos actual o ante el feminismo como corriente. Sus afirmaciones son duras, quizá fruto de sus malas experiencias, pero sin duda claras como el agua e igual de cortantes que hielo:
“Siempre me ha sorprendido que se permita entrar a las mujeres en las iglesias. ¿Qué tipo de conversación pueden sostener con Dios?”.
“En todo hombre, a toda hora, existen dos vocaciones simultáneas, una hacia Dios, la otra hacia Satán. La invocación a Dios, o espiritualidad, es el deseo de subir de posición; la invocación a Satán, o animalidad, es la alegría del Descenso. A esta última pertenece el amor por las mujeres”.
“La mujer es natural, es decir, abominable.
Siempre es vulgar, es decir, lo Contrario del Dandy”. Página 158.
No son las únicas que reciben sus ataques y su mordacidad. Los directores de periódicos, algunos escritores contemporáneos… se llevan también su ración de sarcasmo brutal escrita, eso sí, con maestría ejemplar.
Entre los diferentes títulos de los capítulos o partes en que se agrupan estos fragmentos o divagaciones algunos son tan sugerentes como: “Proyectiles”; “Pensamientos y aforismos” o “Mi corazón al desnudo”. Y aunque pueden resultar a veces ideas sin desarrollar, dispersión del pensamiento o incoherencia, su impronta, la rotundidad de las imágenes y la profundidad reflexiva y poética son innegables en todo momento. Su pensamiento crítico y estético son claros, y tiene una sólida convicción frente al dandismo, el trabajo y la espiritualidad. Baudelaire repudiaba su tiempo por exceso de materialismo y parecía dolerse de la cantidad de gentes incapaces de entender su obra.
En cualquier caso unos brillantísimos textos que nos permiten reflexionar sobre un genio que resulta asombrosamente contemporáneo y atemporal; único y mordaz; poeta siempre anclado a la belleza y la versificación, la musicalidad de un lenguaje perfecto.