Sabemos por la revisión a la autobiografía del cineasta que él a igual que un japonés de su tiempo gozó del roce cultural con Rusia e Inglaterra.
Akira se acerca a la literatura japonesa tanto como a la inglesa y rusa. Cuando niño leyó literatura de su país gracias a su maestro de primaria. A la edad de dieciocho años “Leía literatura clásica y contemporánea, extranjera y japonesa sin discriminación. Leía debajo de las mantas en la cama por la noche, leía mientras andaba por la calle” (Kurosawa, 1998, p. 118). Esto explica las adaptaciones, o más bien versiones, fílmicas de las tragedias Shakesperianas, y algunas obras de Gorki, Tolstoi y Ryunosuke Akutagawa. A partir de esta última obra realiza “Rashomon”, con la cual obtiene un Premio Cannes.
Lo curioso de Akira como cineasta aprendiz es su identificación con directores norteamericanos. Desde los catorce años conocía El caballo de hierro de Jhon Ford y a los 15 años Tres hombres malos del mismo cineasta. Posteriormente, será un imitador de algunas de sus películas logrando ciertos paralelismos en cuanto a la construcción de personajes y la occidentalización del samurái en orden al western.
Kurosawa reconoció en varias oportunidades la importancia de su hermano Heigo como uno de los motivadores en torno a la literatura occidental. Probablemente de manos de éste haya recibido las obras de Dostoievski, pero no es posible identificar las condiciones y el momento cuando se acercó a Shakespeare.
De Dostoievski llega a considerar lo siguiente:
Incluso con las relaciones humanas. Cuando usted lee las novelas Dostoievski, por ejemplo. Es alucinante la forma en que describe minuciosamente las relaciones humanas. He leído bastantes de sus novelas… aunque no he llegado cerca de la altura de Dostoievski. Sólo a través de la literatura pude abordar algo en esa escala. Me gusta la guerra y la paz y la he leído innumerables veces, pero siempre, me aparece algo que yo no había visto antes. Es fascinante cada vez que he leído. Una simple línea en un pedazo de la literatura puede ser brillante, pero un montón de veces, lee sin darse cuenta. Lo que expresa es más que excelente (Akira Kurosawa: Influences and Influence Part 1.)
Las obras de autores ingleses y rusos fueron llevadas a contextos específicos del Japón, por Akira. Para el momento que lleva a Dotoievski a la pantalla (El Idiota, 1951) es más evidente detectar rasgos occidentales en su película. Ya no presenta un samurái y una esposa vestida en kimono, sino a un japonés vestido como un occidental. Se aprecian construcciones modernas y costumbres diferentes, por ejemplo, la incorporación del tabaco. Kurosawa presenta un giro significativo en su filmografía y lo hace en términos interculturales. El término intercultural puede parecer impreciso si intentamos rescatar un poco esa dinámica presente en sus obras desde el comienzo al final: la combinación de la tradición japonesa y las nuevas manifestaciones culturales en Japón en la era Meiji.
Uno de los acuerdos hasta ahora señalados respecto al término intercultural se centra en la relación dinámica entre culturas. Sabemos que Japón en la era Meiji inicia una aceptación y apertura sin llegar a la transculturación, es decir, a una absorción de otra cultura. Por supuesto, no se trata de esto y entre las razones que argÁ¼imos están: a) el rescate del samurái a través de once películas, aún cuando esta casta ya había desaparecido de su país, b) la incorporación como discurso fílmico del género de la tragedia dentro de algunas historias del Japón, c) el juego con la terminología de occidente (fascismo por ejemplo) y su incorporación dentro de la idiosincrasia japonesa y, d) la forma de vestir occidental del japonés sin que los rituales cambien.
REFERENCIAS:
*Akira Kurosawa: Influences and Influence Part 1.
*Kurosawa, Akira (1998). Autobiografía. Editorial Fundamentos.