Lo que voy a tratar de presentar (obviando la cuestion de que este posicionamiento de la filosofÃa como la “ciencia primera†pueda parecer exagerado), es la posibilidad de encontrar un pensamiento renovado que sirva a las ineludibles transiciones socioecológicas del siglo XXI. Mi propuesta es que esas bases novedosas se hayan en la obra de Ortega y Gasset.
En este breve ensayo quiero presentar de forma informal -por lo que omitiré cualquier referencia bibliográfica-, las primeras conclusiones de mi investigación de doctorado. Como marco general, la idea es abordar la filosofÃa como una resistencia; ahora bien, cuando se plantea el uso de la filosofÃa para tal cometido, cabe preguntarse: resistencia sÃ, pero ¿contra qué?
Para lo que aquà interesa, el enfoque filosófico debe actuar como una resistencia a la creciente decadencia del paradigma civilizatorio humano, actualmente disponible en su forma de crisis ecológica. El único recurso para escapar de esta catástrofe a cámara lenta, radica en reformular los paradigmas filosóficos que acompañan a nuestra sociedad (en vista de las circunstancias: la filosofÃa anterior está equivocada, como afirmaran Hottois o Jonas); de dichos paradigmas renovados deberán nutrirse posteriormente el resto de disciplinas y ciencias, para la reconstrucción de una organización social compatible con los lÃmites biofÃsicos del planeta.
Lo que voy a tratar de presentar (obviando la cuestión de que este posicionamiento de la filosofÃa como la “ciencia primera†pueda parecer exagerado), es la posibilidad de encontrar un pensamiento renovado que sirva a las ineludibles transiciones socioecológicas del siglo XXI. Mi propuesta es que esas bases novedosas se hallan en la obra de Ortega y Gasset.
Curiosamente, en las primeras obras de Ortega es posible encontrar reflejos de un esteta romántico del paisaje o un entusiasta de la biologÃa, como han reflejado las publicaciones de Manuel Benavides o MarÃa del Carmen Paredes MartÃn. Aunque está claro, como Jesús Conill aclaraba en un artÃculo, que Ortega no fue nunca un naturalista al uso.
Esta constatación nos conduce hacia la faceta polémica de la ecologÃa orteguiana, y es que el mismo Jesús Conill especula acerca de la posibilidad de que Ortega apadrine alguna postura de transhumanismo; sobre todo cuando este afirmaba la no naturaleza del hombre como ser histórico o la infinita plasticidad del ser del humano. Para colmo, Ortega y Gasset fue además aficionado a los toros y la caza; sin embargo, todos estos elementos no deben desanimarnos pues, cabe considerar que por ejemplo “Prólogo a 20 años de caza mayor†constituye un autentico alegato por la conservación sensata de la biodiversidad.
La solución es balancear estos polos radicales y aquilatar algunos de los conceptos que, mutatis mutandi, se mantienen durante toda la obra de Ortega. Precisamente, la ‘circunstancia’ en la frase fetiche de Ortega: “yo soy yo y mi circunstanciaâ€, es uno de estos conceptos que cabrÃa revisar. Es posible que nos sorprendamos descubriendo que su pensamiento podrÃa venir a ilustrar un tipo de ecologÃa marcada por la sensatez.
Una vez hemos situado a Ortega en unos parámetros ecologistas, es momento de presenciar una autentica gigantomaquia. El hecho es que tanto Karl Marx como Martin Heidegger han sido reivindicados para distintas modalidades de la ecologÃa contemporánea: Marx ha sido recuperado para fundamentar el ecosocialismo, mientras que Heidegger ha sido reivindicado como el filósofo de la ecologÃa profunda. Considerando la distancia que Ortega toma de estos dos grandes clásicos, es evidente que algo de ecologismo hay en su obra, si es que los anteriores también participan de este.
Sin embargo, existen indicios todavÃa más poderosos que nos llevan a sospechar las potencialidades ecológicas de Ortega. Dos grandes de la ecologÃa polÃtica contemporánea están directamente vinculados con la obra de Ortega.
Por un lado abordaremos el hecho de que Andrew Dobson fuera lector circunstancial de la obra de Ortega y por otro abordaremos la relectura crÃtica que recientemente ha realizado Jorge Riechmann de “Meditación de la técnicaâ€. Lo interesante es que, como ya habrán podido sospechar, estos dos autores nos van a remitir de un modo u otro a la gigantomaquia que se planteó al principio entre Marx, Ortega y Heidegger. Veamos entonces algo muy breve sobre estos dos autores.
Respecto a Marx, John Bellamy Foster destacó su temprana descripción del inevitable metabolismo que se produce entre sociedad y naturaleza. Sin embargo, esta noción no fue ajena a Ortega. Como tampoco lo fueron otras tan actuales como la idea del aumento de la entropÃa, o la irreversibilidad de ciertos procesos fÃsicos. Por otro lado, y adelantando algo de contenido, es muy interesante ver como la crÃtica marxista más enconada de José MarÃa Laso y Jorge Semprún se dirigen en ocasiones al método de las generaciones. Curiosamente, estos autores acusan incluso a Ortega de profesar un escultismo similar al de los mismÃsimos nazis. Pero lo más interesante es que precisamente en el infame método de las generaciones es posible identificar una conexión de ortega con el ecologismo contemporáneo.
El caso es que algo que me gustarÃa aclarar en mi investigación es si puede considerarse a Ortega como pionero del lenguaje de la responsabilidad generacional que darÃa paso a la opera magna de Hans Jonas y su principio de responsabilidad por las generaciones futuras. CabrÃa plantear la posibilidad de que Ortega hubiera influido a Jonas, algo que ya insinúa Jesús Conill en un pie de página de uno de sus últimos artÃculos sobre Ortega y Gasset. También podemos considerar la elaboración de un principio vida por parte de Jonas, que ya fue sugerido por Ortega, y algunos aspectos más en torno a la crÃtica de la técnica y el peligro de la civilización. Por otro lado, gracias a este ejercicio de confrontación con Jonas, ya estamos planteando la gigantomaquia con Heidegger.
Respecto de Heidegger, cabe considerar las diferencias que diversos textos han señalado entre este y Ortega. ValdrÃa decir que Ortega tiene un planteamiento mucho más positivo y esperanzando del uso de la técnica que Heidegger, tanto que facilitara, como venimos diciendo, la posibilidad de acusarle de transhumanista.
Pero a estas alturas todavÃa no hemos dicho nada sobre Andrew Dobson y Jorge Riechmann. DecÃamos al principio que vale la pena considerar el hecho de que Dobson fuera lector circunstancial de Ortega y que publicara una monografÃa dedicada a su filosofÃa y polÃtica. Ello me condujo a pensar que Ortega podÃa haber influido en el desarrollo del pensamiento polÃtico verde (que constituirá el trabajo principal de Dobson).
SerÃa demasiado largo describir todos los puntos en los que influye pero consideren de entrada que la obra de Dobson trata en parte de superar las limitaciones de la ecologÃa profunda y que por tanto esto supone ya un distanciamiento de Heidegger y que por otro lado, la misma ecologÃa de Dobson busca una justificación polÃtica menos radical que la del ecosocialismo, por lo que también se distancia de Marx. Por otro lado, es curioso que una de las aportaciones menos reconocidas pero más interesantes de Dobson haya sido dotar de una amplia perspectiva a la justicia intergeneracional para constituirla como un instrumento omnicomprensivo de la realidad.
Para ir concluyendo, toca abordar la relectura critica que Riechmann realiza de MT, aquà el balance para Ortega es negativo, en opinión de Riechmann, la infinita plasticidad del ser humano choca frontalmente con los limites biofÃsicos de un planeta finito y la segunda naturaleza que este se crea, una tecnosfera dice Riechmann, está engullendo a la naturaleza autentica.
Si el caso de Dobson nos permitÃa ir reconstruyendo el pensamiento filosófico y polÃtico de Ortega con un ojo puesto en la ecologÃa, más como una tarea de hermenéutica, el caso de Riechmann nos permite confrontar directamente los textos de ortega con las afirmaciones de Riechmann, en mi opinión claro está, el balance no es tan negativo…
Sin embargo, de haber tenido más tiempo tal vez un ejercicio divertido habrÃa sido confrontar directamente el fundamento filosófico de ortega respecto al ecologismo con el de un auténtico desencantado de la ecologÃa como Slavoj Zizek. De entrada, el distanciamiento que Zizek toma de Heidegger es muy similar al que toma Ortega, porque se basa también en una separación de la Naturaleza como ese gran Otro y además su crÃtica de la técnica no es tan pesimista como la de Heidegger. CabrÃa considerar entonces si por declarar que la vida es un faciendum pensarÃa Zizek que fue Ortega un neurótico, o si el binomio ensimismamiento-alteración tendrÃa alguna relación con esa respuesta alterada a la crisis contemporánea de la que habla Zizek. Igualmente serÃa interesante considerar la noción de segunda naturaleza que se da tanto en Zizek como en Ortega para calibrar el alcance de las afirmaciones de cada uno.
No obstante, valdrÃa la pena contrastar el papel que toman las masas en las propuestas polÃticas de ambos para descubrir algunos puntos de fricción, o considerar como se relacionan Ortega y Zizek con la propuesta de una polÃtica prefigurativa que el ecosocialismo está promoviendo. En principio, Ortega estarÃa próximo a la prefiguración ecosocialista como gesto que debe llevar a cabo una élite, una aristocracia ecológica y social que se distinga de la masa alienada, mientras que Zizek se distanciarÃa cuando, en tono similar a la crÃtica de la demanda infinita de Simon Critchley que hizo (afirma que es imposible una convivencia de luchas sociales sin la preponderancia de alguna de ellas –algo que va asimismo en detrimento de la prefiguración ecosocialista).
En definitiva, si bien la invitación de Slavoj Zizek es la de “abandonar definitiva y completamente la naturalezaâ€, hacia la búsqueda de formas de vida más sintéticas o plásticas, esto supondrÃa para Ortega traer a la vida hombres y mujeres sin paisaje, y no debemos olvidar que, a menudo en su obra, la circunstancia como paisaje actúa a modo de lÃmite para el ser del humano.
Estos son algunas de las lÃneas que probablemente tome mi investigación durante los próximos siglos […], aprovechando la ocasión, me gustarÃa invitar a cualquier persona interesada a intercambiar opiniones, referencias, etc…