Si para un creyente solo Dios es Santo, ¿qué decir sobre una semana que se apellida ‘Santa’? ¿Qué clase de bondad infinita puede poseer un grupo de siete días seguidos? ¿Acaso gozan de algún privilegio del mismo Dios Padre unos días en que se muestran por todas las calles del orbe católico las imágenes de un cuerpo muerto que supuestamente representan el de Su propio Hijo? ¿Alguien puede imaginar que Dios apruebe semejante celebración y declare santa esta barbaridad?
¿Es cristiana la llamada ‘Semana Santa’, o es simplemente católica?
Aunque aparentemente -y solo aparentemente- es lo mismo ser cristiano que ser católico, las divergencias son considerables.
Para empezar, cristiano es un seguidor de Cristo. Católico, un seguidor del papa de Roma.
Y algunos dirán: Bien, pero el papa de Roma sigue a Cristo, y hasta lo representa. Triple Error. Ni el Vaticano con sus papas sigue las enseñanzas del Sermón de la Montaña, que es el núcleo doctrinal del cristianismo, ni se señala al papa como el representante de Cristo, sino del mismísimo Dios. Insisto: no de Su Hijo Primogénito, nuestro Redentor, al que tantos católicos por ignorancia doctrinal, tal vez programada, identifican con Dios. Y por último: ¿con qué derecho puede representar a Dios alguien que sí representa a una institución que reniega de las enseñanzas de Cristo…?
La Iglesia crea confusión
Por eso no es raro escuchar entre el pueblo inculto y sencillo que a Dios lo mataron los judíos… (¿Qué clase de judíos?) y por eso ¿se debe el nombre de Semana Santa a que mataron al Santo? ¡Qué más quisiera el adversario de Dios, al que estos parecen imitar en esta parodia trágica en que este conmemora que mataron lo único que podía matar: el cuerpo provisional de Su Hijo!
La ‘fiesta’ católica
Jesús, el Cristo de Dios encarnado, es detenido, torturado salvajemente y asesinado con una crueldad inusitada hasta en aquel tiempo, a instancias de una obstinada y vengativa casta sacerdotal. ¿Su delito? Desenmascararles como hipócritas, como sepulcros blanqueados. O sea: fue condenado y muerto de manera ignominiosa por defender las leyes de Dios, Su y nuestro Padre, que los sacerdotes se resistían a aceptar y practicar y por ello no podían soportar la dosis de verdad que ante el pueblo vertía Jesús y que dejaba al descubierto sus mentiras para engatusar a las masas.
Engatusar a las masas con piel de cordero
Es un privilegio que toda clase sacerdotal y toda forma de poder por extensión, se otorga el derecho a poseer contra quien diga la verdad, siglo tras siglo. Y todos sabemos cómo se les trata desde Sócrates, por ejemplo, hasta ahora mismo. La lista de asesinados por los poderes civiles , los religiosos o la combinación de ambos, por el delito de defender la verdad es inacabable.
¿Son comparables aquellos sacerdotes judíos con la casta sacerdotal católica? Aún más: ¿ha roto la institución católica con aquella casta?… Echen una mirada a la Historia de la Iglesia y verán la respuesta. Eso sí: tuvieron siempre buen cuidado de no matar directamente a los herejes y disidentes. Eso es tarea de Estados a su servicio. Igual que con Jesús, los sacerdotes nunca se mancharon las manos. Solo la conciencia.
¿Celebrando un magnicidio?
Al observar cómo se ha convertido en fiesta y hasta se ‘celebra’ como de alto interés turístico por las masas católicas -con la bendición de sus pastores -el mayor magnicidio que ha conocido la humanidad, tenemos la obligación de respondernos a estas preguntas si somos cristianos o aspiramos serlo.
Procesiones impregnadas de paganismo folklórico donde se exhibe como un trofeo al Crucificado no tranquilizan a un amigo de Cristo sobre las intenciones de esta fiesta negra que debe ser muy aplaudida por el eterno enemigo de Dios desde sus sombras.
¿Qué es todo esto?
Si le preguntamos a un ministro del Estado, dirá: divisas turísticas.
Si le preguntamos a los dueños de hoteles, restaurantes y vendedores de suvenires, dirán: hacemos buenos negocios estos días.
Hasta ahí todo está claro: merienda de buitres.
Pero ¿Y si les preguntamos a los obispos, cardenales, o al propio Papa? ¿Qué podrían responder cuando son ellos los que siglo tras siglo vienen promocionando la exhibición del cuerpo muerto del Nazareno, como si celebrasen la victoria sobre un peligroso delincuente al que por fin se ha conseguido ajusticiar?
A algunas personas sensibles y de buen corazón puede resultar muy fuerte leer estas palabras, pero ¿qué persona sensible y de buen corazón miraría con buenos ojos a quienes exhibieran y pasearan el cuerpo de su propio hijo brutalmente torturado y asesinado convertido en objeto turístico? ¿Le debe parecer bien a Dios esta parodia burlesca sobre Su Hijo? ¿Verá con buenos ojos que a este carnaval se le llame ‘Semana Santa’?
Y por fin resucitó
Es cierto que el último día de la semana está programado por la Iglesia para cambiar los modelos de los ídolos que deben desfilar. Ahora la Virgen (otra barbaridad católica, nada menos que una virgen que dio a luz y encima es la ‘madre de Dios’, sale alborozada a recibir a Su Hijo-Dios resucitado entre aplausos y alegres bandas de música). Insisto. ¿Esto es cristiano?
Lo cristiano es la resurrección
Cristo muestra en Sí mismo el triunfo de toda vida-no solo la Suya- sobre una supuesta muerte.
Lo cristiano es la Redención a partir de estas palabras de Jesús en el Gólgota: “TODO ESTÁ CONSUMADO”.
Desde ese instante, cada alma y cada ser humano recibió un destello de la energía de Cristo, de Su propia herencia divina, para poder disponer de la fuerza precisa para volver a nuestro origen celestial estos hijos pródigos que somos.
Lo demás es paganismo turístico para deleite de vividores o para catarsis de pecadores supersticiosos que la Iglesia potencia mientras guarda silencio sobre la verdad de la Redención, que es lo único que debería celebrar: la única esperanza de la humanidad que nunca hallará en este mundo. Y menos con la Iglesia.
