Cultura

Teatro: ‘La puta enamorada’ o la opresión del poder

Escenarios, 73

‘La puta enamorada’, una pieza de Chema Cardeña que ha puesto en escena este fin de semana el Teatro Principal de Zaragoza, es una vistosa ejemplificación de un fenómeno de sobra conocido y padecido durante siglos: la opresión del poder.

Vistosa ejemplificación por cuanto la trama gira en torno a un pintor, a una modelo y a un cuadro, la ‘Venus del espejo’, soberbia obra de Diego Velázquez retratando presuntamente a María Calderón, la Calderona, una de las amantes del rey Felipe IV para quien Velázquez trabajaba. Los investigadores señalan, sin embargo, que la modelo pudo ser una joven italiana llamada Olimpia Triunfi, con quien el pintor sevillano tuvo hijo natural.

Teatro: La puta enamoradaSea de ello lo que fuere, Chema Cardeña rinde en esta pieza un homenaje al teatro clásico español, distribuyendo la acción en tres jornadas, y consigue que los personajes jueguen los mismos roles que durante siglos desempeñaron sobre el escenario intentando entretener, emocionar y, si es posible, inducir a la reflexión.

Para ello ha utilizado dos figuras históricas, Velázquez y la Calderona, a las que añade un tipo emblemático de la época, el pícaro, que ha perdurado hasta la actualidad como es fácilmente comprobable.

La trama refiere una historia de amor a tres bandas y se enmarca en las intrigas de la Corte. El fingimiento, la mentira, la ambición, la traición, la supervivencia del más listo y la imposibilidad de decir la verdad frente a la amenaza del poder circulan a lo largo de los diálogos, a veces un tanto tediosos, que configuran la obra. La acción trascurre en el marco de la España de los Austrias, de la Inquisición, del control ideológico, de la pureza de sangre y de los alumbrados, en un país que huele a letrinas y excrementos, circunstancia que aprovecha el autor para el arranque de la obra.

El poder político y económico lo ocupa todo, oprime a la gente, sobre todo a los artistas que buscan la verdad en el arte y en el amor, carecen de libertad de creación, deben transigir por conveniencia y mentir por temor.

El lenguaje de la obra es sencillo, está desprovisto de arcaísmos y resulta muy comprensible, quedando bien enmarcada la música original de Luis Delgado, que aparece en algunas escenas.

Eva Marciel, como la Calderona, Federico Aguado, como Velázquez, y Javier Collado en el papel del pícaro Lucio, tardan un tanto en ‘calentar’ la escena, al menos en la sesión de estreno en Zaragoza. La obra se había presentado anteriormente, y con los mismos intérpretes, en el festival de teatro clásico de Almagro y en otras ciudades, por lo que sorprende la aparente frialdad inicial. La actuación de Collado es la más intensa y brillante.

La ambientación de época en el taller del artista es sugerente y los elementos escénicos funcionan bien, aunque resulta excesivamente reiterativa la salida y entrada de los actores por el patio de butacas.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.